El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobará este viernes un nuevo crédito por 20.000 millones de dólares a favor de la Argentina, en el marco de un programa de Facilidades Extendidas que busca estabilizar la economía y facilitar la apertura gradual del cepo cambiario. La decisión del board llegará tras más de cuatro meses de negociaciones entre el Gobierno nacional y el organismo, con respaldo clave de la administración de Donald Trump.
El plan incluye una hoja de ruta ambiciosa para fortalecer las reservas internacionales, recomprar letras intransferibles del Banco Central, avanzar con reformas estructurales y cumplir metas fiscales y monetarias. En principio, se espera que el primer desembolso ronde los USD 8.000 millones, aunque el ministro de Economía, Luis Caputo, insiste en obtener un monto inicial de hasta USD 15.000 millones.
Un acuerdo bajo presión política
La negociación no fue sencilla. El presidente Javier Milei y Caputo contaron con el aval político del Tesoro de los Estados Unidos, que resultó decisivo para destrabar resistencias dentro del staff técnico del FMI y entre directores de países como Alemania, Japón, Países Bajos y Suiza. Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo, fue clave al interior del organismo para sostener la negociación con la Argentina, pese a los antecedentes negativos del país con los compromisos asumidos.
«Queremos mucho a Kristalina. Siempre nos jugó bien», reconocen en el entorno presidencial. Pero su respaldo no hubiera sido suficiente sin el peso político de Washington.
La señal más clara de este apoyo llegará el próximo lunes, cuando Scott Bessent, secretario del Tesoro norteamericano, aterrice en Buenos Aires para reunirse con Milei y su equipo económico. Será su primera visita al país y se da apenas horas después de la aprobación del nuevo programa financiero.
Metas, reservas y dudas sobre el dólar
El nuevo acuerdo tendrá una duración de cuatro años, con revisiones trimestrales por parte del FMI. El calendario de repago prevé un período de gracia de 4 años y medio y un plazo total de 10 años.
Aunque el Ejecutivo se muestra confiado en alcanzar las metas de emisión monetaria y resultado fiscal, todavía hay incógnitas respecto a otros compromisos centrales del programa. Entre ellos, la acumulación de reservas netas, la evolución del tipo de cambio oficial y la hoja de ruta para desmantelar el cepo. Las reformas estructurales también figuran entre los puntos de monitoreo del organismo, aunque su implementación dependerá del Congreso.
A la par del nuevo crédito del FMI, el Gobierno espera obtener apoyo adicional de otros organismos multilaterales, como el Banco Mundial, el BID y la CAF, que podrían aportar unos USD 6.000 millones más para reforzar el balance del BCRA.
El mayor préstamo de libre disponibilidad
Si se concreta el pedido de Caputo de obtener hasta USD 15.000 millones en el primer tramo, se trataría del mayor «frontloading» otorgado por el FMI en este tipo de programas. Incluso superior al concedido a países en guerra como Ucrania.
Según fuentes oficiales, todos los fondos del programa serían de libre disponibilidad, lo que permitiría no solo reforzar reservas sino también cubrir pagos de deuda que comienzan a vencer a partir de 2026. Argentina enfrenta compromisos con el Fondo por otros USD 41.000 millones correspondientes al programa anterior.
En el oficialismo aseguran que la aprobación del acuerdo y los desembolsos que le seguirán permitirán reducir el riesgo país, estabilizar los dólares financieros y consolidar la recuperación macroeconómica que el Gobierno busca exhibir de cara a la apertura del cepo.