Tras oficializar el fin del cepo cambiario y sellar un nuevo acuerdo con el FMI, el Gobierno argentino se prepara para dar un paso más en su estrategia de inserción internacional. En la Casa Rosada trabajan para concretar una negociación directa con Estados Unidos, orientada a reducir aranceles y avanzar hacia un eventual acuerdo de libre comercio, en el marco de la guerra comercial que impulsa la administración de Donald Trump.
La estrategia del Ejecutivo se apoya en la afinidad ideológica y política entre Javier Milei y su par norteamericano. Funcionarios del entorno presidencial consideran que esa relación puede convertirse en una ventaja clave en las tratativas que se avecinan. Así lo reflejan las reuniones de alto nivel ya mantenidas por el canciller Gerardo Werthein con funcionarios del Departamento de Comercio y la Oficina del Representante Comercial.
La ventaja del timing
El Gobierno interpreta que, al ser uno de los primeros países en solicitar formalmente una negociación bilateral, la Argentina podría acceder a mejores condiciones en el reparto de excepciones arancelarias. “Estados Unidos pegó primero con aranceles altos y ahora regula según el comportamiento de cada país. Nosotros estamos en la mejor posición para sentarnos a negociar”, aseguran en Balcarce 50.
Los primeros contactos fueron positivos. En los últimos días, Milei celebró públicamente el encuentro de Werthein con Howard Lutnick y Jamieson Greer, funcionarios clave del comercio exterior estadounidense. Lo hizo a través de redes sociales, en un mensaje que despertó especulaciones sobre el alcance real del vínculo diplomático.
El Mercosur, una traba pendiente
Sin embargo, la concreción de un tratado bilateral no será sencilla. Las normas del Mercosur limitan la posibilidad de avanzar en acuerdos de libre comercio por fuera del bloque. En el Gobierno admiten que “no es fácil salir” del esquema regional, pero insisten con que es necesario encontrar mecanismos de flexibilización.
La cancillería ya planteó esta postura en la última reunión del bloque regional, celebrada el viernes en el Palacio San Martín. Allí, Werthein reiteró el pedido de Argentina para ampliar la lista de excepciones al Arancel Externo Común y acelerar la modernización del Mercosur.
En los despachos oficiales consideran que Paraguay y Uruguay estarían dispuestos a acompañar una apertura gradual, mientras que Brasil sigue siendo el principal obstáculo. “El Mercosur fue diseñado para proteger la industria paulista. Siempre han sido reacios a flexibilizar”, sostienen cerca de Milei.
Un préstamo norteamericano en negociación
Otro frente de diálogo con la administración Trump es el financiero. El próximo lunes, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, visitará Buenos Aires para reunirse con Milei y Luis Caputo. La agenda incluirá, además de cuestiones técnicas vinculadas al FMI, la posibilidad de habilitar un crédito directo del Tesoro norteamericano que funcione como complemento al acuerdo de facilidades extendidas.
El objetivo del Ejecutivo es claro: reforzar las reservas del Banco Central y respaldar la transición al nuevo régimen de flotación cambiaria, dentro de un corredor de bandas móviles que va de los $1.000 a los $1.400.
El diálogo con Washington se presenta como una pieza central del esquema de relaciones exteriores del Gobierno. Con Trump como aliado estratégico y un frente externo en disputa, el Ejecutivo se ilusiona con un nuevo marco de comercio e inversiones que dinamice las exportaciones y afiance la estabilidad macroeconómica.