A veces el deseo no alcanza, por más fuerte que sea. Aunque el anhelo de Leandro Paredes por volver a Boca late en cada hincha, la realidad muestra otra cara. Como un tango que promete pero no concreta, la novela del regreso parece detenerse otra vez, atrapada entre contratos europeos y sueños postergados. El campeón del mundo, hoy figura de la Roma, está más cerca de seguir en Italia que de pisar La Bombonera.
En enero, la ilusión creció como un incendio en el pecho del hincha. Hubo charlas, hubo gestos, pero no hubo acuerdo. El tema económico fue el gran muro: Paredes y Riquelme no lograron cerrar los números y el mediocampista se quedó en Europa. Ahora, con una nueva ventana de transferencias abierta y el Mundial de Clubes en el horizonte, la historia vuelve a asomar… aunque con menos fuerza.
Un contrato que complica todo
En medio del intento fallido por volver, el volante renovó con la Roma hasta junio de 2026, pero con una cláusula que parecía escrita con tinta azul y oro: si Boca paga 3 millones y medio de euros, puede quedarse con él. Pero como en toda historia con asteriscos, el obstáculo no es solo el pase: su salario europeo es el verdadero abismo que separa los caminos.
Esa mejora en sus ingresos hace que desde Casa Amarilla miren con cautela. Porque si bien el monto de la cláusula es accesible para un club como Boca, sostener su contrato sería un esfuerzo económico que hoy no parece estar en los planes del Consejo de Fútbol. Ni Riquelme ni sus colaboradores han iniciado gestiones concretas, lo que enfría el panorama.
Otros nombres, otras prioridades
Mientras Paredes comparte cenas con amigos cercanos a Boca —como Fernando Gago, Nicolás Colazo y Cristian Erbes, con quienes se reunió esta semana—, la dirigencia se mueve en otras direcciones. Ya iniciaron gestiones para intentar cerrar a Aníbal Moreno, el volante que brilla en Palmeiras y que también ocupa el mismo rol que el campeón del mundo.
Eso deja claro que, al menos en esta etapa del mercado, Paredes no es prioridad. Y aunque la cláusula de salida sigue vigente y podría ejecutarse incluso en enero de 2026, cuando le quede medio año de contrato, la sensación es que la vuelta deberá esperar otra vez.
Una decisión con más corazón que calculadora
El posible regreso de Leandro no depende solo del dinero. Depende de cuándo el corazón pese más que el contrato, y si el proyecto deportivo de Boca puede enamorarlo tanto como su historia. Porque hay algo que no cambió: Paredes ama al club, lo dice cada vez que puede, y mantiene vivos los lazos con quienes compartieron sus primeros pasos en azul y oro.
Pero el fútbol, ese juego de pasiones y cuentas, muchas veces decide sin preguntar. Y mientras los hinchas siguen soñando con su regreso en la previa de un torneo internacional que enciende todas las emociones, el mediocampista por ahora sigue lejos, aunque nunca del todo.