A lo largo de casi dos décadas, el debate sobre quién fue el mejor entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo dividió al planeta fútbol. Cada hincha, cada analista y cada profesional del deporte tuvo su veredicto. Pero pocas opiniones tienen tanto peso como la de quienes compartieron el campo con ambos. Y en ese grupo, la voz de Alessandro Nesta se escucha con autoridad.
El histórico defensor italiano, campeón del mundo con Italia en 2006 y dos veces ganador de la Champions League con el Milan, decidió romper el silencio y pronunciarse con claridad: se inclina por el argentino. “¿Team Messi o Team Cristiano Ronaldo? Messi”, afirmó sin rodeos, para luego añadir: “Jugué contra los dos… pero prefiero no encontrarme con Messi entre los dos”.
El día que Messi lo dejó sin respuestas
Durante una entrevista, Nesta rememoró con crudeza un duelo clave en su carrera: aquel enfrentamiento por cuartos de final de Champions League en la temporada 2011/12, cuando su Milan enfrentó al Barcelona de Messi. Tenía 37 años y esa noche, según sus propias palabras, marcó un antes y un después.
“Me ha destrozado. Lo que me deprimía era que en diez minutos ya había hecho diez carreras y yo, con 37 años, comenzaba a sufrir”, explicó Nesta. La imagen de la escena que narró es poderosa: exhausto, tras intentar seguirle el ritmo al argentino, cayó al suelo sin energías. Pero lo que lo quebró no fue lo físico.
“A la décima carrera le di una patada y caí al suelo, ya sin fuerzas. Abrí los ojos y él estaba de pie, dándome la mano para levantarme. Allí me destrozó mentalmente, me desintegró”, confesó el campeón mundial.
Un gesto que dejó huella
La anécdota no termina con un gol ni con una victoria. Termina con una mano tendida. “¿Entienden? Yo estaba en el suelo, pasaron dos segundos, abro los ojos y veo su cara con la mano para ayudarme que me levante”, agregó Nesta, dejando entrever que ese pequeño gesto deportivo tuvo más impacto que cualquier jugada.
Después de esa temporada, el defensor se alejó del fútbol europeo. Tuvo un breve paso por la MLS y una corta experiencia en la liga de India, para luego colgar los botines tras más de 25 años de carrera. Una trayectoria impecable que, sin embargo, encontró uno de sus momentos más inolvidables cuando se cruzó con el 10 del Barça.
