Uno de los trofeos más hermosos -y preciados, fabricado en plata- que engalanan el Museo River tiene un origen controversial. Aunque olvidada en el tiempo, en su momento generó un conflicto entre los dirigentes de los dos equipos más exitosos y populares del país. En 1964, hace 51 años, el “Millonario” llevó a sus vitrinas una copa sin haber salido campeón del torneo, dejando en el camino a Boca, que tiempo más tarde le exigiría a su rival que le devolviera lo que también consideraba suyo. La pelea, única en la historia, nació a causa de un torneo amistoso, la “Copa Confraternidad Iberoamericana”, según es el relato para el sitio web TycSports.com del periodista Andrés Burgo.
Eran tiempos oscuros para el conjunto rojo y blanco, al punto que algunos historiadores la recuerdan como el único campeonato -aunque no haya sido oficial-que el club de Núñez ganó en sus 18 años sin títulos, de 1957 a 1975. La polémica nació en un cuadrangular en el que tres equipos, los dos argentinos y Botafogo de Brasil, igualaron en puntos en el primer puesto. Es cierto que los de la banda roja terminaron con mejor diferencia de gol, pero el reglamento no contemplaba ese tipo de desempate.
Sin embargo, acaso por la localía –la competencia se jugó en el Monumental-, el archirrival del “Xeneize” lo primereó y se quedó con el objeto que primero permaneció en las vitrinas del estadio y luego pasó a su actual ubicación, el Museo. Posiblemente porque forma parte de su colección –o por tenerlo en custodia-, algunas webs como Wikipedia citan a uno de los cuadros más grandes de la Argentina como el campeón de la Copa.
Cuando el entonces Presidente del elenco azul y oro, Alberto J. Armando, reclamó que su equipo tenía tanto derecho a quedarse con el trofeo, ya era tarde: desde el lado de enfrente no lo devolverían.
El certamen se jugó enteramente en el Antonio Vespucio Liberti durante una semana de julio de 1964. Fue un cuadrangular en el que participaron las dos entidades anteriormente mencionadas y dos equipos extranjeros de lujo, uno brasileño y otro español: el Botafogo –semifinalista de la Copa Libertadores de esa temporada- de Garrincha, Nilton Santos, Jairzinho, Zagallo y Gerson, o sea cinco campeones del mundo con Brasil entre 1958 y 1970, y el Barcelona del húngaro Kocsis, subcampeón mundial en 1954.
