El Boca de Miguel Ángel Russo tuvo su tan esperado estreno en el Mundial de Clubes de la FIFA. Este lunes en el Hard Rock Stadium de Miami, el conjunto argentino jugó un gran partido, pero acabó empatando 2 a 2 ante el Benfica de Portugal. Y del lado del equipo europeo, hubo dos protagonistas exclusivos: Ángel Di María y Nicolás Otamendi.
En primera instancia, el delantero argentino fue clave en la apertura del marcador para su equipo. Cuando el Xeneize dominaba sin muchas complicaciones a las Águilas y ya lo ganaba 2-0, un penal cometido por Carlos Palacios derivó en el tanto del Fideo, casi llegando al entretiempo, para descontar en el tanteador en el momento más picante.
Pero lo que llamó la atención fue un hecho inmediatamente después de su tanto. Tras hacerse cargo del tiro desde los doce pasos, el campeón del mundo marcó el 2-1 parcial y le hizo un gesto a los hinchas del cuadro de La Ribera, que simulaba un pedido de disculpas por el tanto convertido.
Esto, sin dudas, nada tiene que ver con una cuestión de fanatismo ni de conexión con el conjunto azul y oro, ya que es confeso fanático de Rosario Central, club al que regresará post Mundial de Clubes. Sin embargo, mucho se habló del respeto de Di María hacia la hinchada de Boca debido a que son compatriotas.
Distinto es el caso de Otamendi, confeso hincha de River que suele chicanear a los de La Ribera. El otro campeón del mundo fue silbado todo el partido, y respondió gritándole su gol en la cara a toda la hinchada boquense, sentenciando el 2-2 final. Aunque esto no pasó a mayores y quedó como una situación típica del folklore del fútbol argentino.
Di María aclaró su gesto a la hinchada
Tras el partido, la prensa consultó al argentino sobre su gesto a los fanáticos de Boca, pero el Fideo fue sincero y aclaró que no se trató de un pedido de disculpas: «No, saludé a mi familia que estaba ahí arriba, pero bueno, todo el mundo está diciendo que pedí disculpas. Bueno, nos viene bien igual«.
