La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó al país en medio de una creciente discusión sobre el equilibrio externo y la sostenibilidad del tipo de cambio. Con datos frescos del INDEC que muestran una fuerte salida de dólares por turismo y un déficit en cuenta corriente que ya duplica lo proyectado para todo el año, el Gobierno nacional salió al cruce de las críticas con una defensa técnica de su esquema cambiario.
Durante el primer trimestre de 2025, el rojo externo ascendió a 5.191 millones de dólares, el mayor desde 2018. La salida neta por viajes al exterior alcanzó un récord de USD 3.464 millones, alimentada por un tipo de cambio real que cayó con el “crawling peg” del 1% mensual. A esto se sumó el incremento de importaciones (20% interanual) frente a exportaciones que apenas crecieron un 7%.
Una transición productiva, según el oficialismo
Desde el equipo económico explicaron a los técnicos del FMI que el desequilibrio responde a una transición esperada: un país en proceso de recuperación necesita importar bienes de capital, lo que genera un desbalance externo temporal. «Un déficit de cuenta corriente cercano al 2% del PBI en una economía que crece al 6% es razonable», aseguran.
Para los funcionarios, este rojo no refleja un problema estructural sino un proceso natural en una etapa de recomposición del capital productivo. En este marco, relativizaron la presión sobre el Banco Central y descartaron intervenciones directas en el mercado de contado, aunque sí admitieron operaciones en el mercado de futuros por más de USD 1.500 millones en mayo.
El dólar futuro y la estrategia cambiaria
Pese al discurso de libre flotación, el BCRA incrementó su posición vendedora en contratos de dólar futuro, acumulando un saldo de USD 1.946 millones a fines de mayo, un salto de más de USD 1.500 millones respecto al mes anterior. En el mercado, esta maniobra fue interpretada como una forma de sostener la pax cambiaria sin usar reservas líquidas.
No obstante, las autoridades remarcaron que no se apeló a los dólares del desembolso del FMI ni se alteró el tipo de cambio oficial mediante ventas en el mercado. La estrategia —según explicaron— busca preservar la señal de flotación, contener expectativas y facilitar el acceso sostenible a divisas sin recurrir a intervenciones directas.
El FMI y el desequilibrio mayor al previsto
El staff del Fondo había proyectado para todo el 2025 un déficit de cuenta corriente de USD 2.700 millones. En solo tres meses, ese número fue ampliamente superado. Según el organismo, el deterioro responde a términos de intercambio menos favorables y una recuperación cíclica de la demanda interna.
A pesar de esto, el Gobierno busca diferenciarse del diagnóstico de Washington. Sostiene que la expansión de la inversión explica buena parte del fenómeno y que el desequilibrio será compensado por la reactivación de la cuenta financiera, con ingresos provenientes del acuerdo con el FMI, préstamos repos y la colocación de los Bonte 2030.
Reservas bajo presión en el segundo semestre
Con una cosecha ya liquidada, el BCRA enfrenta una caída en el ritmo de ingresos. Las reservas netas —descontando pasivos con organismos y bancos— volvieron a niveles negativos: se estiman en -USD 2.300 millones hacia fines de junio, frente a los -USD 1.700 millones de mayo.
El segundo semestre presenta además un desafío financiero: el Gobierno debe afrontar vencimientos por más de USD 4.300 millones entre julio y agosto, lo que pone en tensión la estrategia oficial de sostener la estabilidad sin usar reservas ni alterar la política cambiaria.
Una apuesta por sostener la confianza
Desde el oficialismo insisten en que la consistencia macro del programa económico no está en duda. Señalan que el tipo de cambio responde a las condiciones de mercado, que la flotación sigue vigente y que el uso del mercado de futuros forma parte de las herramientas de cobertura disponibles.
Además, destacan que los recientes desembolsos del FMI y las colocaciones de deuda brindan al Tesoro y al BCRA recursos suficientes para cumplir los compromisos sin vulnerar la hoja de ruta pactada. Con esa premisa, apuestan a que el crecimiento económico y la recuperación gradual de la confianza terminen por consolidar el rumbo.