La inflación bajó fuerte en mayo y eso activó el optimismo en el Gobierno. En el Ministerio de Economía destacan que el índice de precios al consumidor cayó al 1,5%, el nivel más bajo en cinco años, y apuntan a una combinación de factores que ayudaron a lograrlo: defendió su política cambiaria: crecimiento de la actividad económica, levantamiento parcial del cepo cambiario, demora en tarifas y estabilidad del tipo de cambio.
Además, remarcan que la suba intermensual fue baja pese a que continúa la corrección de precios relativos. Un informe reciente de la Universidad de Buenos Aires reveló que los servicios se encarecieron más que los bienes durante el último año, en promedio un 33% más.
Otro dato relevante fue la caída en productos estacionales. La lechuga bajó 25% y la papa 8% en comparación con abril. A esto se sumaron demoras en los aumentos de tarifas, como el gas, que también ayudaron a contener el índice.

Desaceleración de precios y equilibrio fiscal: los pilares del Gobierno
Desde el Gobierno de Javier Milei también destacan que el retroceso en la inflación se logró mientras se levantaban restricciones cambiarias. Aunque el cepo sigue para operaciones empresariales, las personas físicas accedieron a dólares sin que esto impactara en los precios. La política de equilibrio fiscal y la restricción monetaria siguen siendo, según fuentes oficiales, dos anclas clave para frenar el avance del índice.
En el plano político, en el Ministerio de Economía evitan lanzar pronósticos, aunque en el proyecto de presupuesto 2025 –aún sin aprobar– se estimaba una suba de precios de 18,3%. Hasta mayo, la inflación acumulada fue del 13,3%, por lo que para alcanzar ese número no debería superar el 0,6% mensual en lo que resta del año.
Inflación y dólar: qué anticipan las consultoras privadas
El sector privado es más cauto. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que reúne estimaciones de consultoras y bancos, la inflación terminaría el año en 28,6%, con un sendero mensual que bajaría gradualmente de 1,9% en junio a 1,6% en noviembre.
La estabilidad del dólar es vista con atención. Desde Economía insisten en que no buscan que se atrase el tipo de cambio, pero evitan intervenir directamente en el mercado. Apelan al superávit comercial para comprar reservas, lo que mantiene el dólar calmo, al menos por ahora.
Hacia las próximas semanas, los analistas anticipan posibles tensiones. La oferta del agro bajará por estacionalidad y puede crecer la demanda de divisas por cobertura, algo habitual en contextos electorales. En ese marco, si el mercado percibe que el dólar está barato, la calma podría cambiar.