El tercer ciclo de Miguel Ángel Russo al mando del Club Atlético Boca Juniors comenzó al rojo vivo. No por nada negativo, sino más bien todo lo contrario: pese a necesitar cumplir con una utopía para una milagrosa clasificación a octavos de final del Mundial de Clubes de la FIFA, el técnico volvió a ilusionar a los hinchas con la chance de dejar atrás los malos momentos, con un equipo que está resurgiendo.
Sin ir más lejos, a Miguelo le tocó debutar ni más ni menos que ante Benfica, con muy pocos días de preparación, y luego le tocó enfrentar al Bayern Münich. Si bien no logró quedarse con una victoria, lo cierto es que el Xeneize parece que, pase lo que pase en este certamen, saldrá renovado y con un cambio de aire que era necesario para dejar atrás las constantes desilusiones que vienen padeciendo los fanáticos.
Todo esto es gracias a un experimentado DT que, a sus 69 años, rejuveneció a un plantel y lo ordenó al punto de pasar de deambular en el pasado Torneo Apertura 2025, a pelearle de igual a igual a dos equipos importantes de Europa. Esto marca una rotunda diferencia con el ciclo previo de Fernando Gago, donde rápidamente el club quedó eliminado de todas las competencias, recordando el tremendo golpe que significó quedar afuera en Fase 2 de la Copa Libertadores.
El rotundo cambio Gago-Russo en Boca
En primer lugar, el cambio más notorio pasa en el armado del esquema. Rodrigo Battaglia, quien jugaba como primer central con Gago, pasó a ser el 5 del equipo, corriendo a Milton Delgado. Pero finalmente el ex Mineiro fue de los mejores del plantel en lo que va del Mundialito.
Luego, Lautaro Blanco y Miguel Merentiel, dos que eran alternativas en el primer semestre, hoy son las banderas de la ilusión del hincha. Pero sin dudas, un factor clave es la confianza que el DT le da a sus jugadores, que pasaron de ser resistidos a empezar a convencer, con un cambio actitudinal notorio, y también discursivo, pasando del «generalmente se pierde» a «Boca es Boca«.