La Terminal 4 del Puerto de Buenos Aires permanece cerrada desde el martes 25 de junio a las 20:00. La decisión fue tomada por la Dirección General de Aduanas, que detectó demoras injustificadas, sobrecostos y reiterados incumplimientos por parte de APM Terminals, empresa encargada de operar el predio. Aún no hay una fecha definida para la reanudación de las actividades.
La situación generó malestar entre importadores, exportadores y despachantes de aduana, quienes desde hace tiempo denuncian abusos por parte de algunas terminales. En muchos casos, los operadores deben enfrentar sobrecostos y tiempos de espera que complican su logística.
La Aduana justificó el cierre por eficiencia operativa
Desde la Aduana explicaron que la medida responde a un plan para simplificar procesos y reducir la burocracia dentro del comercio exterior. “Las demoras que registramos son inaceptables para el criterio que busca imponer la administración de Javier Milei”, indicaron fuentes oficiales. El cierre fue ordenado por las máximas autoridades del área.
Para evitar un freno total en la operatoria, el organismo dispuso excepciones puntuales. Se permitió la carga de exportación vinculada a un buque que debía arribar el 26 de junio, siempre que se cumpliera con el horario de corte fijado. También siguieron funcionando los canales para productos perecederos, medicamentos, explosivos y mercancías refrigeradas, además de la entrega de importaciones con turnos asignados previamente.
El Puerto de Buenos Aires arrastra conflictos estructurales
Aunque es el principal puerto del país, Buenos Aires no logra resolver sus problemas de eficiencia. Las críticas al funcionamiento de sus terminales vienen desde hace más de una década. En 2012 comenzaron a visibilizarse denuncias por falta de transparencia, demoras y sobreprecios en los servicios.
Hoy, sólo dos grandes multinacionales controlan la operatoria: Terminales Río de la Plata (DP World) y Terminal 4 (APM Terminals, del Grupo Maersk). Juntas concentran cerca del 62% del movimiento de contenedores del país. En total, manejan una capacidad de 1,5 millones de TEUs por año, una medida estándar en logística marítima.
Tres meses antes del final del gobierno de Alberto Fernández, se firmó el decreto 299/23 que prorrogó las concesiones por tres años y definió un rediseño del puerto con sólo dos terminales. Esto provocó nuevas críticas por beneficiar a actores ya instalados sin una competencia abierta.
La clausura de la Terminal 4 del Puerto de Buenos Aires expone nuevamente las tensiones dentro del sistema portuario. Si no se corrigen las fallas, la Argentina corre el riesgo de perder competitividad en un nodo clave del comercio exterior. El desafío ahora es lograr una estructura más ágil, transparente y eficiente.