Al margen de los resultados, Auckland City puede jactarse de haber formado parte de un hito importante en la historia moderna del fútbol: el primer Mundial de Clubes de 32 equipos de los cinco continentes. Su rendimiento, que estuvo lejos de ser competitivo, se cerrará hoy por la tarde cuando enfrente a Boca en la ciudad de Nashville, en busca de dar un batacazo fuera de programa con un equipo integrado por jugadores semiprofesionales.
Fundado enabril de 2004, dos meses antes de que el club boquense eliminara a River en las semifinales de la Copa Libertadores por penales, el elenco neozelandés se ganó su lugar en el torneo disputado en Estados Unidos con absoluta justicia. Se consagró campeón de la Liga de Campeones 2024 de la Confederación de Fútbol de Oceanía y se adjudicó la única plaza disponible para el continente más pequeño en extensión. De todas maneras, cabe aclarar que las instituciones de Australia están afiliadas a la federación de Asia y no tienen representantes por méritos deportivos de sus pares de Japón (Urawa Red Diamonds), Corea del Sur (Ulsan Hyundai) y Emiratos Árabes Unidos (Al-Hilal y Al Ain).
Sin embargo, la diferencia de jerarquía se notó. Perdió en la primera fecha del Grupo C ante Bayern Múnich de Alemania por 10-0 y luego fue goleado 6-0 a manos de Benfica de Portugal. Es el conjunto con peor diferencia de gol (-16) y uno de los cuatro que todavía no pudo convertir. Ahora, se medirá contra los dirigidos por Miguel Ángel Russo, que debe vencerlo por más de siete tantos y esperar una ayuda de los alemanes para soñar con el pase a octavos de final.
Su performance podría ser blanco de críticas -es el más ganador de Nueva Zelanda y el de mayor cantidad de participaciones en los viejos Mundiales de Clubes con 10– si no se tiene en cuenta que la mayoría de sus jugadores no viven solamente del fútbol. Ser futbolista de esa entidad es, simplemente, otro de los trabajos que necesitan para mantener a sus familias.
El caso del arquero Conor Tracey, que salió del once titular tras la dura caída contra los del belga Vincent Kompany, tomó notoriedad pública en los últimos días. Tuvo que pedir vacaciones sin goce de sueldo en su trabajo como montacarguistade una empresa farmacéutica para poder asistir al torneo. “Siempre tuve que combinar vacaciones anuales con días sin sueldo. Voy a sufrir un poco con el alquiler y las facturas, pero jugar contra el Bayern, el Benfica y Boca vale la pena al ciento por ciento”, confesó.