El fútbol argentino vivía una jornada cargada de emociones aquel 6 de junio de 1999, es decir, un día como hoy se conmemoran 26 años de esa gesta. Boca llegaba a la localidad de Avellaneda con la expectativa latente, pero fue el resultado en el Monumental el que desató el grito contenido ya que Racing le ganó 3-2 a River y le entregó en bandeja el campeonato al club boquense. La derrota posterior ante Independiente fue anecdótica porque el plantel conducido por Carlos Bianchi volvía a dar una nueva vuelta olímpica.
Con el título asegurado antes de pisar la cancha, los jugadores saltaron a la Doble Visera sabiendo que ya eran bicampeones. Fue una tarde atípica, donde el foco no estaba en el rival, sino en el logro consumado. El 4-0 en contra no empañó la celebración y el objetivo estaba cumplido.
José Luis Calderón fue el verdugo del “Xeneize” con 3 goles —incluido uno desde mitad de cancha—, y Víctor López completó la goleada. Martín Palermo erró un penal ante Norberto Scoponi, pero nada de eso alteró el clima festivo en el vestuario. Había más para celebrar que para lamentar.
La caída ante el dueño de casa sirvió apenas para romper una racha histórica: 40 partidos sin perder, un récord que aún permanece vigente en la liga local. Esa marca fue símbolo de un equipo sólido, eficaz y con una mentalidad ganadora extraordinaria que empezaba a naturalizar los trofeos.
El “Virrey”, en lo que fue su segunda campaña al frente del elenco, repetía la hazaña del Apertura y se afirmaba como el gran líder de un ciclo irrepetible. Así, el Director Técnico más exitoso de la historia de esa institución le devolvía al conjunto azul y oro el lugar que su grandeza exigía.
Aquel bicampeonato terminó siendo la piedra fundacional de la era más brillante de la entidad de Brandsen 805. Desde allí, el camino seguiría hacia conquistas internacionales, hazañas épicas y una identidad que marcaría a varias generaciones de hinchas.