En su informe World Economic Outlook, el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantuvo este martes su proyección de crecimiento económico del 5,5% para Argentina en 2025, en sintonía con las estimaciones que sostiene el Gobierno de Javier Milei. El dato fue bien recibido por el Ejecutivo, que interpreta esta previsión como una validación externa del rumbo económico emprendido.
No obstante, analistas locales advierten que el número debe interpretarse con cautela. Según un informe reciente de la consultora Invecq, ese porcentaje de expansión está fuertemente influenciado por el “efecto arrastre estadístico” de la segunda mitad de 2024.
“La economía cerraría el año en niveles similares a los de fines de 2024, por lo que el crecimiento adicional requerido para alcanzar el 5% proyectado sería de apenas un 1%”, señala el documento.
El informe también advierte que la recuperación iniciada a mediados de 2024 se interrumpió en febrero de 2025, y que desde marzo, previo a la salida parcial del cepo cambiario, la actividad comenzó a estancarse. Aun así, informó NA, el FMI proyecta una mejora significativa para el año próximo.
Optimismo global, dudas locales
La visión positiva del organismo internacional no se limita a Argentina. En medio de un clima internacional afectado por la guerra arancelaria reactivada por Donald Trump, el FMI mejoró su proyección de crecimiento global al 3% para 2025 y al 3,1% para 2026.
No obstante, advirtió sobre riesgos globales y delineó una hoja de ruta para los países en vías de desarrollo, con recomendaciones clave:
- Restaurar reglas estables y creíbles en el comercio internacional.
- Fortalecer la independencia de los bancos centrales, destacando su rol durante las recientes olas inflacionarias.
- Consolidar fiscalmente sin frenar el crecimiento, en referencia a los ajustes fiscales en marcha.
- Impulsar la productividad a través de reformas estructurales, ante el estancamiento prolongado de las economías emergentes.
Milei celebra, pero el desafío es sostener el crecimiento
Desde el oficialismo, la lectura del informe es clara: el FMI reconoce un giro histórico en la política económica argentina. La baja del riesgo país, el superávit fiscal y las reformas desregulatorias fueron exhibidas como pilares de ese optimismo.
Sin embargo, el contexto local no es uniforme: la actividad industrial sigue deprimida, el consumo no se reactiva y las tensiones sociales por la caída del salario real continúan. El Gobierno apuesta a que el rebote sea sólido, pero para muchos economistas aún no hay señales claras de una reactivación sustentable.