Mauro Icardi no solo se destaca en el Galatasaray por sus goles, sino también por el salario millonario que percibe cada temporada. Sin embargo, al poner sus números al lado de los de Lionel Messi, la diferencia es tan enorme que impacta. El ídolo del Inter Miami no solo lidera dentro de la cancha, sino también en el mundo de los negocios.
Icardi gana millones en Turquía, pero está lejos del rey
El delantero argentino, ex PSG e Inter de Milán, cobra más de 10 millones de euros anuales netos en el Galatasaray, lo que se traduce en unos 840 mil euros mensuales. Se trata de uno de los contratos más altos de la liga turca, con vigencia por al menos tres años más, además de bonificaciones por rendimiento y otras cláusulas especiales.
A esto se le suman ingresos por inversiones personales y proyectos comerciales, varios de ellos junto a Wanda Nara, su exesposa y exsocia. En total, el patrimonio de Icardi alcanza los 100 millones de dólares, según cifras que surgieron del juicio de separación entre ambos.
Messi juega otra liga (también en el bolsillo)
Mientras tanto, Lionel Messi factura 135 millones de dólares por año, según los últimos reportes. De esa cifra, 60 millones corresponden a su contrato con el Inter Miami, mientras que los 75 millones restantes provienen de contratos publicitarios y patrocinadores.
«Messi es una marca global», repiten los expertos. A sus 37 años, es el futbolista mejor pago del planeta, muy por delante incluso de figuras que militan en las ligas más poderosas de Europa o Arabia Saudita. Su imagen, potenciada tras el título en Qatar 2022, sigue generando millones sin necesidad de títulos recientes.
Dos caminos exitosos, pero con destinos muy distintos
Si bien ambos futbolistas han vestido la camiseta de la Selección Argentina, el impacto mediático y comercial de cada uno es incomparable. Icardi se posiciona como referente en el fútbol europeo, con una carrera estable y una fortuna en ascenso. Pero Messi representa otro nivel, no solo deportivo sino también económico.
En resumen, Icardi gana en grande, pero Messi juega su propio partido. Un abismo separa sus ingresos, reflejo de lo que uno ha construido como ícono mundial y el otro como estrella de alto nivel. Ambos exitosos, pero con realidades financieras muy diferentes.