Cuando Marcelo Delgado arribó a Boca, Juan Román Riquelme ya era un jugador consagrado. Todavía no era el máximo ídolo del club boquense, pero sí el” 10” que ya manejaba los hilos del equipo imbatible de Carlos Bianchi. En ese momento, según relató el “Chelo”, que intentó meterse en el grupo como uno más, pero enseguida logró afinidad con el enganche. Y desde entonces, sólo los diferentes destinos de la pelota lograron separarlos circunstancialmente. La vida, en cambio, los hizo «hermanos», como a ellos les gusta definirse como reconstruyó el diario Olé.
«Al principio, tomábamos mate, jugábamos a las cartas, charlábamos, nos reíamos y bromeábamos entre todos», contó hace mucho tiempo quien es el único sobreviviente del Consejo de Fútbol acerca de sus primeros tiempos en la institución, a principios del 2000, y sobre cómo se empezó a generar esa división de bandos que marcó también un hito en aquel elenco del “Virrey”, un quiebre que terminó por gestar su lazo definitivo con el actual Presidente del “Xeneize”.
Alguna vez, el ex delantero reveló que el origen, más allá de su afecto con Román, fue su titularidad en el once. De acuerdo a su opinión, eso empezó también a separarlo del grupo de amigos que habían constituido Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo y Roberto Abbondanzieri, entre otros. «Me gané un lugar entre los 11 y no lo supieron asumir. El trato se fue diluyendo hasta no tener ningún tipo de relación», sostuvo después.
La grieta estalló nada menos que en Japón, previo a la final de la Copa Intercontinental con Real Madrid. Ahí, las divisiones se hicieron cruentas en la lucha por un lugar entre el “Mellizo” y el ex atacante, con el propio Román y el “Titán” como líderes de unos y otros.
«En Japón, a dos días de jugar la final del mundo, Martín le fue a decir a Bianchi que me sacara, eso no es de compañero ni de respetuoso. Palermo fue a decirle que ponga a Guillermo», sostuvo. Lo demás es historia conocida ya que la hazaña llegó pese a las diferencias internas y con la asistencia del ex Racing para el “9” en el 1-0 al “Merengue”.