Miguel Ángel Russo fue un apasionado del fútbol. Desde que empezó a darle a la pelota en los picados de barrio y, más adelante, cuando entendió, como pocos, que esto era su vida. Y un ganador, como marcan los preceptos de su amado Estudiantes de La Plata hasta sus últimos días como Director Técnico de Boca según reconstruyó el medio digital Infobae.
Con su deceso –falleció ayer a los 69años-, queda el vacío de un hombre que supo inculcarle a sus dirigidos una forma de sentir este deporte muy especial, con momentos y decisiones, que siempre tenían un justificativo detrás, llenos de sabiduría y conocimiento.
Aquel pibe nacido en Lanús en 1956, sintió un inmenso amor por el fútbol desde los primeros pasos. Siendo un adolescente arribó a la institución que lo marcaría por siempre, para vestir la que sería su única camiseta a lo largo de una extensa carrera profesional: el “Pincha”.
Después de hacer las divisiones inferiores fue promovido para comenzar a entrenarse con el plantel profesional, que era dirigido por una leyenda del equipo. Un hombre que había logrado todos los títulos posibles como jugador, ejercía el cargo de entrenador y sería clave en la vida de quien hasta el miércoles era el DT del “Xeneize”: nada menos que Carlos Salvador Bilardo.
El joven Russo, de apenas 19 años, se sumó a un grupo donde había futbolistas con experiencia criados en la Cantera del “León”, como Rubén Galleti, Rubén Pagnanini y Oscar Pezzano, llegados de otras entidades, como Miguel Ángel Benito, Franco Frassoldatti y Carlos Ángel López y dos leyendas vigentes de los tiempos gloriosos de los años ’60 (Juan Ramón Verón y Carlos Pachamé).
Junto al experimentado estratega del conjunto azul y oro, se fueron mezclando otros chicos de las inferiores que quedarían en la historia del elenco platense: José Luis Brown, Patricio Hernández y Abel Herrera.
El esperado debut se produjo en la última fecha de la fase de grupos del Nacional ’75. Fue el domingo 30 de noviembre, en el estadio de San Martín de Tucumán, en un empate 2-2, donde ingresó por el “Fantasma” Benito a los 64 minutos.