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BOCA JUNIORS

La historia del secuestro de un dirigente de Boca contada por Antonio Serpa

 

El periodista reconstruyó un hecho increíble que le sucedió a un opositor a la dirigencia del «Xeneize» hace 20 años

 
Antonio Serpa

Boca es una fuente llena de sorpresas. Hallar en cualquier parte del mundo a alguien con una camiseta azul y amarilla -sea en el circuito de Singapur de F1 o en un desierto de la Mesopotamia asiática- dejó en realidad de ser sorprendente, pero siempre surgen nuevas historias que tienen un final feliz. Gerardo Adaro, ingeniero civil y directivo de la Asamblea de Representantes del club boquense por la oposición, puede contar hoy, a sus 61 años, un hecho que ocurrió hace casi dos décadas y que pudo no haber contado según reconstruyó el periodista Antonio Serpa para la web de TyC Sports.

“Trabajando en el Amazonas ecuatoriano en la construcción de un puente sobre el río Pastazas, el hombre y otros ingenieros de distintos países fueron secuestrados por jíbaros, una tribu nativa de reductores de cabezas y fue su rehén durante diez días, en marzo de 2006”, empezó la crónica el reportero gráfico. 

El escritor siguió con su narración: “El reclamo no era contra su gente sino contra el Gobierno nacional, que estaba por firmar un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Además, el pueblo de Ecuador protestaba por la presencia de una empresa norteamericana que estaba causando daños en este pulmón del mundo que es la selva amazónica. Había un disgusto grande de distintas tribus y de los partidos de izquierda ecuatorianos que se proclamaban ‘indigenistas’”.

«Nosotros estábamos trabajando en la selva y la idea fue secuestrarnos para que eso fuera un elemento de presión en las negociaciones», le reveló Adaro al sitio web.

«Mientras un grupo grande de distintos pueblos marchaba hacia Quito para voltear el tratado, los jíbaros de la etnia Shuar decidieron tomarnos de rehenes. Me avisaron a las 4 de la madrugada, poco antes de que llegaran a nuestro campamento, y desalojé a 200 personas que trabajaban con nosotros», agregó.

Durante la convivencia, Adaro les enseñó a muchos de ellos a jugar al fútbol y les regaló camisetas del “Xeneize” que ellos usaban durante los fines de semana en torneos que armaban para pasar el tiempo.