El nombre de Ricardo Gareca siempre estuvo ligado al fútbol argentino y en más de una oportunidad sonó como candidato para dirigir a Boca o River. Sin embargo, el propio entrenador rompió el silencio y dejó en claro que, a esta altura de su carrera, ve muy difícil que se concrete una posibilidad en alguno de los dos gigantes del país.
El Tigre, que defendió las camisetas de ambos equipos durante su etapa como futbolista, fue consultado en una entrevista con ESPN sobre si todavía imagina la chance de estar en esos bancos. Su respuesta no dejó margen a dudas: “¿Si pienso en ser DT de Boca o de River? Pasaron los años, no sé; no tuve la posibilidad en mis mejores años, veremos… No veo la chance ahora”, confesó con sinceridad.
“Boca y River son un mundo aparte”
Gareca, que actualmente se encuentra libre tras su salida de la Selección de Chile, profundizó en su mirada sobre la magnitud de los clubes más grandes de la Argentina. “Boca y River son gigantes, son un mundo aparte”, remarcó, dejando en claro que no se trata solo de instituciones deportivas, sino de fenómenos sociales que demandan una presión constante a jugadores y técnicos.
Incluso hizo referencia al impacto que produce esa exigencia en futbolistas de jerarquía internacional. “Hoy Boca hace sentir su presión a Edinson Cavani, incluso a alguien como él”, ejemplificó, para reflejar la dimensión del desafío que significa ponerse la camiseta de los dos colosos del fútbol local.
Una trayectoria reconocida
A lo largo de su carrera como entrenador, Gareca tuvo pasos exitosos por Vélez Sarsfield, donde conquistó títulos locales, y un ciclo histórico en la Selección de Perú, con la que clasificó al Mundial de Rusia 2018 después de 36 años. Su perfil lo colocó en distintos momentos como opción para River o Boca, pero finalmente nunca se dio la oportunidad.
Hoy, a sus 66 años, el Tigre prefiere ser realista respecto a su futuro. Aunque no descarta seguir vinculado a la dirección técnica en otro club o selección, reconoció que el tren de Boca y River ya pasó para él. Su declaración, tajante y honesta, sorprendió a más de uno que todavía lo veía como alternativa en el fútbol argentino.
La confesión de Gareca dejó en claro que, aunque su nombre seguirá siendo respetado en el ambiente, la chance de dirigir en la Ribera o en Núñez ya no forma parte de su horizonte. Para él, esos sueños quedaron en el pasado y el futuro lo encontrará en otros desafíos.