“Ayer por la tarde La Bombonera estuvo repleta de símbolos, pero acaso ninguno tenga un significado mayor que la suelta de globos al cielo. Allá fue Miguel Ángel Russo y acá abajo quedaron el Director Técnico interino de Boca, Claudio Úbeda, en el banco de los suplentes yLeandro Paredes en la cancha.Un capitán estremecido, tocado emocionalmente, con la mirada acuosa y buscando a su alrededor un abrazo de consuelo en medio de semejante orfandad”, arrancó con su análisis el periodista Antonio Serpa en la web de TyC Sports.
El escritor continuó: “El sábado 18 de octubre de 2025, poco antes de las 18, con una tribuna unida como hacía tiempo no estaba y el ‘ni la muerte nos va a separar’ tronando como un himno obligatorio, este equipo cortó el cordón umbilical que lo unía a su DT porque así lo anunció la voz del estadio y así se veía en las pantallas gigantes”.
El reportero gráfico narró que “es muy difícil, tal vez, desagregar el partido de estas emociones de piel erizada. Es difícil abstraerse de los trapos, de la camiseta rumbo a la eternidad de los cielos, del‘siempre te recordaré con una sonrisa, amigo’ que colgaba del palco de Juan Román Riquelme, del agradecimiento para siempre que atravesaba la bandeja de La Doce”.
Sin embargo, con la crudeza de los mandamientos que no se discuten, “el elenco sabe que el show debe continuar. Y la tarde, que había empezado entre lágrimas, terminó con un nudo en la garganta, con la gente tragando veneno, entre murmullos que no pasaron de eso, algún aplauso aislado yla mirada en el día después que está lleno de incertidumbres. Y con River en el horizonte, como recordó la gente al final”, agregó.
Y concluyó con que, “si el fútbol para César Luis Menotti era‘un estado de ánimo’, habrá que reconocer que en esta institución es una montaña rusa de emociones. O una montaña Russo. De aquellos cantos del comienzo, del silencio y los aplausos, del respeto y el reconocimiento al difunto entrenador, el conjunto azul y oro tardó apenas 25 segundos en meterse en partido y en provocar la primera atajada de la tarde del arquero de Belgrano”.
