La apuesta anticipada de Alpine por priorizar el proyecto 2026 generó un impacto inmediato en su año deportivo: el auto actual quedó lejos de ser competitivo y el equipo cayó al fondo del campeonato. Pero mientras la pista no acompaña, en Enstone ya se vive un ritmo frenético para tener listo el monoplaza que usará Franco Colapinto cuando entren en vigencia las nuevas reglas de la Fórmula 1.
Un desarrollo adelantado como nunca
Según contó Steve Nielsen, director deportivo de Alpine, la estructura del nuevo coche está muchísimo más avanzada de lo habitual. El dirigente reveló que «estuve en la fábrica la semana pasada y vi el chasis», algo que sorprendió incluso puertas adentro por lo temprano del calendario. En temporadas anteriores, esa etapa recién se alcanzaba a fines de diciembre o en enero, pero esta vez el equipo trabaja con meses de anticipación para llegar al primer test colectivo de Barcelona, planificado entre el 26 y el 30 de enero.
Ese adelanto obliga a ajustes extremos en la planificación. El equipo viajará a Abu Dhabi para cerrar el año, volverá brevemente a casa para pasar Navidad y, apenas unos días después, regresará a Enstone para comenzar a ensamblar los autos definitivos. Como explicó Nielsen, el invierno será más corto que en cualquier temporada reciente.
La presión del cambio reglamentario
El 2026 marcará un giro enorme en la F1: coches más livianos, aerodinámica rediseñada y una nueva generación de unidades de potencia. Por eso Alpine decidió volcar todos sus esfuerzos a ese proyecto, incluso a costa del rendimiento actual. Para Colapinto, que formará parte de la estructura en un contexto de renovación total, este desarrollo es clave para definir cómo será su primera experiencia con un monoplaza completamente nuevo.
Nielsen admitió que el trabajo avanza a contrarreloj y que todo el personal —tanto en Enstone como en la fábrica de motores— está bajo una carga de exigencia inusual, con procesos que deben comprimirse para llegar al deadline.
¿Cuándo estará listo el Alpine 2026?
Aunque la escudería evita marcar fechas exactas, sí anticipó que el objetivo es tener el nuevo auto ensamblado y operativo antes de que termine enero. Eso incluye superar los crash tests obligatorios, completar el primer encendido del motor y dejar todo preparado para la primera aparición pública del monoplaza.
Con el calendario acelerado, Alpine apuesta a que este año de sacrificios se transforme en una ventaja competitiva cuando el reglamento cambie por completo. En ese futuro inmediato estará Colapinto, que tendrá entre manos un proyecto que se está construyendo con urgencia y con la esperanza de dar un salto decisivo.
