El escritor Antonio Serpa hizo un análisis pormenorizado en la web de TyC Sports sobre el resonante triunfo de Boca logrado ayer por la tarde ante Estudiantes de La Plata por la fecha 14 del Torneo Clausura. “El gol fue un estallido, un desahogo, una taquicardia feroz, un grito todo garganta, un salto, un temblor. Nadie daba dos mangos por la victoria, especialmente desde que Claudio Úbeda tuvo la sacrílega idea de sacar al ‘Changuito’, pero Ander Herrera volvió a entrar al área y se hizo empujar, Miguel Merentiel agarró una pelota que no debía aunque a la que estaba obligado por la cinta que llevaba sujeta al brazo y fue un desborde torrencial”, empezó diciendo.
El periodista continuó: “Quizá hayamos asistido, los que vimos el partido, al tardío nacimiento de alguien a quien esperamos mucho más que nueve meses. Exequiel Zeballos, la eterna promesa, contra el ‘Pincha’ dejó el diminutivo tirado a un costado y fue, de a ratos, la esperanza que todos vienen anunciando desde hace años convertida en realidad. Por eso, cuando el interino lo sacó -exhausto, es verdad-, tal vez temeroso de perderlo justo ahora que viene River, las ilusiones se fueron a negro”.
El reportero gráfico argumentó que “lo que nos marca una idea de su maduración es la reacción ante el penal errado en un momento clave, algo que habría servido como ratificación de su buen primer tiempo y le habría dado al club boquense esa tranquilidad que siempre consigue como un limosnero”.
También dijo que en lugar de caerse, de empezar a fallar gambetas, “Zeballos salió y tiró magia en la primera, y en la segunda la mandó a guardar con un zurdazo plagiado del que había metido contra Belgrano de Córdoba. Es una gran noticia, aunque nada en el fútbol pueda darse por definitivo. Pero de acá al Superclásico, será uno de nuestros grandes motivos para imaginar un final feliz”.
Por último, cerró: “No está claro que el ‘Xeneize’ haya sido más que el ‘León’ y hasta podría decirse que por tramos sufrimos el partido. Pero eso, en lugar de relativizar la victoria, lo agranda. Alguna vez viene bien ganar sin merecerlo, es un guiño, un golpecito de suerte”.
