El resultado electoral cambió por completo el clima financiero. Durante meses, el mercado se movió bajo la tensión de un posible giro kirchnerista que hubiese sepultado la estabilidad lograda. Pero el triunfo del oficialismo reconfiguró las expectativas: los dólares volvieron a entrar y, con ellos, una señal que nadie esperaba tan rápido.
En solo tres semanas, media docena de empresas argentinas colocaron deuda en los mercados internacionales. El caso más resonante fue el de Pampa Energía, que emitió una ON a 12 años —un plazo prácticamente inexistente para una compañía local— por USD 450 millones y a una tasa del 8,1% anual. Recibió ofertas por más del triple, una muestra contundente del renovado apetito por riesgo argentino.
A esa operación se sumaron Tecpetrol, YPF, Pluspetrol, y en las próximas semanas lo harán TGS y Edenor, consolidando un flujo que ya ronda los USD 3.000 millones y que seguirá aumentando conforme mejore el humor inversor.
Dólares frescos, dólar planchado
La entrada de divisas tuvo un efecto inmediato en el mercado cambiario:
el dólar oficial se estabilizó en torno a $1.430, dejando atrás las turbulencias que dominaron la previa electoral. Al mismo tiempo, se desplomó la demanda del público que había alcanzado niveles históricos en los meses anteriores.
Ese equilibrio luce sostenible, al menos hasta fin de noviembre. En diciembre aparece la dinámica estacional —mayor demanda por vacaciones—, pero también una buena noticia: el campo comenzará a liquidar la cosecha fina, que se proyecta 30% superior a la del año pasado. Serán unos USD 1.000 millones adicionales.
Reservas, FMI y la estrategia de Milei
El Gobierno ingresa ahora en un tramo decisivo: debe sumar reservas, cumplir con el FMI y enviar una señal clara de solvencia. Una alternativa sería que el Banco Central compre dólares emitiendo pesos. Según una estimación de Empiria, la remonetización permitiría absorber hasta USD 38.000 millones sin esterilización.
Sin embargo, Javier Milei se mostró cauto: “Si accedemos nuevamente a los mercados de crédito, podemos conseguir todos los dólares que necesitamos”, dijo. La estrategia apunta a evitar tensiones cambiarias y reforzar la credibilidad fiscal.
Caputo, los vencimientos y las alternativas
El ministro Luis “Toto” Caputo reconoció que todavía no está cerrado cómo afrontar los USD 4.300 millones que vencen con bonistas en enero. Las opciones incluyen:
- uso de reservas del FMI,
- recursos del swap chino o norteamericano,
- o una operación de mercado, algo poco probable por el receso internacional entre el 20 de diciembre y la segunda semana de enero.
Aun así, la baja del riesgo país corporativo —cerca de 400 puntos, frente a los 600 de la deuda soberana— volvió a abrir una ventana para mejorar las condiciones financieras y acelerar la convergencia entre ambos niveles.
Tasas en caída y oxígeno para las empresas
La tranquilidad cambiaria se trasladó a las tasas. La caución bursátil pasó de picos del 80% previo a las elecciones a cerca del 20% anual, reactivando el financiamiento de corto plazo, especialmente para pymes que estaban ahogadas por costos prohibitivos.
Con tasas más bajas y sin un Tesoro demandante de crédito, los bancos se ven obligados a volver a prestar. Para el sector privado, es el primer indicio claro de descongelamiento tras meses de parálisis.
Qué se espera para 2026
Los analistas coinciden en que lo peor quedó atrás. Según FIEL, la economía crecería 3,2% en 2026, a pesar del arrastre negativo de este año. Pero algunas proyecciones son incluso más optimistas.
El economista Fernando Marull, uno de los más certeros del REM del Banco Central, pronostica un crecimiento de 4,7%, muy por encima del consenso del mercado, del FMI e incluso de Wall Street.
Por qué el escenario político fortalece la confianza
Las previsiones parten de supuestos claros:
- el superávit fiscal vuelve más robusto el programa económico,
- el endeudamiento es bajo en términos históricos,
- y el alineamiento con Estados Unidos mejora la percepción de riesgo.
Los analistas descartan una crisis similar a la de 2018: Milei construyó un esquema donde la consolidación fiscal, la apertura financiera gradual y el respaldo internacional operan como amortiguadores importantes.
