El Estadio Nacional de Tokio y más de 50 mil japoneses fueron testigos privilegiados un 28 de noviembre de 2000 de la máxima hazaña internacional para el fútbol argentino. Boca venció por 2-1 a Real Madrid en la Copa Intercontinental para sumar su segundo título del mundo en aquel entonces tras el logrado en 1977 según informó Bolavip.
Pasadas las 7 de la mañana en el hemisferio sur, el campeón de la Copa Libertadores se enfrentó al de la UEFA Champions League de aquel año. El país, y especialmente los hinchas del club boquense, vibraron desde temprano con este match histórico en el que una victoria parecía una utopía, pero el equipo dirigido por Carlos Bianchi tenía las armas suficientes para conseguirlo.
Martín Palermo fue la figura más destacada esa noche, la mañana en Argentina. En apenas 3 minutos, el “Titán” mandó al fondo de la red un centro preciso y al pie de Marcelo Delgado. A los 6, la entidad de Brandsen 805 ya ganaba 2-0 con el segundo grito del centrodelantero.
Es que Juan Román Riquelme aportó una kilométrica asistencia para que el “9” venciera en la carrera al camerunés Geremi Njitap antes de rematar cruzado y superar a Iker Casillas bajo los tres palos y estampar el 2-0 en menos de 10 minutos, un hecho que ni en los mejores sueños de los hinchas del “Xeneize” podía ser real.
A los 12 minutos, Roberto Carlos desmoronó la alegría del conjunto azul y oro y provocó el nerviosismo en el reducto. El lateral izquierdo brasileño hizo un gol acorde a su talento para sorprender a Óscar Córdoba y agregarle suspenso a un partido que no tendría más gritos.
El elenco argentino batió al “Merengue” que ya contaba con jugadores de la talla de Iker Casillas, Fernando Hierro, Roberto Carlos, Claude Makélélé, Iván Helguera, Luis Figo, Guti, Raúl y Fernando Morientes, entre otros. La caída, además, generó un volantazo en Florentino Pérez, Presidente del cuadro español, que abrió la billetera y convirtió a aquel plantel en uno galáctico a partir de esa impensada derrota.
