En los años anteriores a la etapa gloriosa de Carlos Bianchi al mando de Boca, el equipo no logró resultados a la altura de la expectativa que generaron planteles llenos de figuras. Diego Latorre fue una de esas estrellas que no consiguió convertirse en ídolo del club boquense pese a sus rendimientos con la camiseta azul y amarilla e incuestionable talento.
Aunque convirtió 77 goles y conquistó 3 títulos en la institución, sus dos ciclos allí estuvieron marcados por una frase que hasta hoy resuena: “Boca es un cabaret”. Pasaron casi tres décadas desde aquella jornada de 1998 en el que, ofuscado, soltó aquella bomba ante los micrófonos que lo esperaban después del entrenamiento.
“Estaba en el auto antes de encarar para la zona donde estaban los periodistas y escucho a uno por Radio Rivadavia que contaba con lujo de detalles todo lo que habíamos hablado hacía cinco minutos en el vestuario. Entonces pongo en marcha el auto y me quedo tratando de contenerme para no volver al vestuario y preguntar quién había sido el hijo de mil p… Ahí no tenía sospechas, pero hoy sé quién es. Prefiero dejarlo en el anonimato”, rememoró en Gol Gana.
Y agregó: “Los periodistas no estaban ahí, estaban afuera del predio, a 500 metros. Yo estaba caliente, pero no iba a hablar. Y justo me frena Quique Felman, con quien yo tenía relación. Ahí me tira la pregunta y yo por dentro estaba pensando en quién había sido el traidor hijo de p… Y lanzo esa frase. La gente cree que fue algo mío contra alguien”.
“Quise decir puterío, no cabaret. Me salió eso”, recordó el comentarista deportivo, que ya no tuvo chance de marcha atrás tras soltar aquellas explosivas palabras que retumbaron en todos los diarios en la mañana siguiente.
“Los jugadores son un grupo firme, no puede alguien hablar con los periodistas. Vos no podés traicionar. En ese momento yo no sabía quién era, después me enteré”, indicó al reconocer que sabe quién es el culpable de su enojo, aunque prefirió no revelar el nombre.
