No se guardó nada y dejó muy en claro lo que piensa. Hace tan solo algunos días, Cristina Pérez comenzó con un nuevo desafío en Radio Rivadavia, que tiene que ver con ocupar uno de los horarios centrales de la emisora, la mañana. Allí, en «Cristina Sin Vueltas», la también conductora de Telefe, dejó un editorial muy fuerte contra el gobierno nacional.
Esto tiene que ver con la noticia que sacudió a todo el país hace tan solo algunos días: la droga adulterada. «Hace una semana que los dos principales responsables de la seguridad en Argentina se tiran el problema de la cocaína envenenada por la cabeza. Insultos y descalificaciones: la escalada de ofensas habla por sí sola del plan que no existe para luchar contra los narcos. La categórica masacre, ya había sido palmaria evidencia de lo cómodos que están los dealers en cualquier terreno en el que poco se los persiga», comenzó asegurando.
«Dos puertas desvencijadas, hechas de viejas tranqueras, habían sido toda la resistencia de los vecinos de Puerta 8 ante los capos de la calle que desde antes de ‘la envenenada’ mandaban en la zona. Aníbal le dice mercenario a Berni, Berni le había dicho patético a Aníbal. La culpa es tuya. La culpa no es mía. Hace una semana que se sabe del show de sus improperios, pero aún no tenemos idea de qué sustancia mató a 24 personas en el conurbano e intoxicó a unas 60 a lo largo de doce partidos», apuntó Cristina Pérez sobre las internas dentro del oficialismo.
Siempre dispuesta a decir lo que piensa, la periodista continuó con su fuertísimo descargo. «La muerte venía envuelta en paquetitos color rosa. La muerte color de rosa pudo ser causada por un opioide o por veneno para ratas. Quién sabe. Los cromatógrafos que demoraron en aparecer para analizar la sustancia, ni siquiera la registran en su memoria toxicológica. El cóctel no aparece ¿No hay otra manera de saber? Nadie contesta. Se escuchará otra ristra de insultos antes que una definición. Pero ya sabemos, en Suiza se aburren, en el conurbano no», lanzó.
«En las cocinas de droga del conurbano, nadie sabe cómo, pero se hace saltos evolutivos con sustancias que escapan hasta de las categorizaciones químicas. Qué chances de entender qué pasa si no se rastrea la receta. En las cocinas del poder se revolean ollas y sartenes para que el ruido tape la inoperancia», arremetió y se refirió a uno de estos casos. «Walter es uno de los tres adictos que luego de haberse salvado después de consumir el veneno y sabiendo de qué se trataba, volvió a consumirlo. Al sentir temblar sus piernas y que el corazón le explotaba, quiso solucionarlo con una dosis más», comentó.
«Terminó en coma y aún no entiende cómo está vivo. Explica que ahora sabe que drogarse era matarse y dice que quiere salir pero que necesita ayuda porque solo no puede. Lo escucha hablar su madre y su esposa con un bebe en brazos. Walter dice que quiere vivir, que ya no quiere matarse. Pero luego de la cocaína envenenada nadie le dio respuestas a su pedido de ayuda para rehabilitarse. Con sus balbuceos y su impotencia, por perder trabajos, amigos, y alejarse de la familia, explicó mejor que los especialistas a qué se le llama perder la propia voluntad. La droga te roba la voluntad, sin la cual una persona se pierde a sí misma, así de simple», aclaró Pérez.