Hace exactamente un día atrás, el presidente de Ucrania, Voldímir Zelenski, le explicó a los países potencias que le estaban enviando ayuda, específicamente Estados Unidos que le ofreció un avión para salir de Kiev sano y salvo, que «no necesitamos un viaje, necesitamos municiones» para seguir dando batalla al avance de las tropas de Rusia.
Esto fue escuchado por todos los países del mundo y en Suecia le dieron la ayuda que necesitaba. En el día de la fecha el Gobierno sueco anunció una ayuda militar a Ucrania para no perder el dominio de más ciudades a pesar de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, advirtió que quienes colaboren también deberán asumir las consecuencias de sus actos.
En las próximas horas llegarán 5.000 armas antitanque, 5.000 cascos, 5.000 escudos corporales y 135.000 raciones de combate, es decir comida para los soldados ucranianos. En total se estima que es un apoyo cercano a 1.400 millones de coronas suecas según indicó la primera ministra, Magdalena Andersson. Al salir a la luz esto, en Estados Unidos no quisieron quedarse atrás y también colaboraron.
Joe Biden se comprometió a despachar unos US$350 millones en armas como misiles antitanque Javelin, sistemas antiaéreos y chalecos antibalas mientras que Australia, un país considerado de «bajo ataque» adelantó que financiará el suministro de armas para Ucrania en caso de que la OTAN autorice la compra de artillería externa, algo que probablemente ocurra.
La potencia de Rusia en armamento
En comparación con Ucrania, se estima que Rusia tiene entre 8 y 10 veces más poder militar, por lo que la ayuda externa que pueda recibir Zelenski servirá para equiparar la situación aunque ya entregaron armas a civiles para que se sumen al combate. Frente a esta resistencia y a la colaboración de los demás países, Putin advirtió que están evaluando usar parte de su fuerza nuclear para combatir ante todos los que se interpongan.