Directa, sincera y siempre dispuesta a abrir su corazón delante de los usuarios. De esta manera es como se muestra una de las periodistas más destacadas de los medios de comunicación de nuestro país, como es el caso de María Julia Oliván. Fue en sus redes sociales donde la conductora que supo destacarse en Canal Trece, dejó una conmovedora reflexión junto a una foto con su hijo Antonio.
“Pegoteados todo el día. Agotada de estar rodeada de palabras, demandas, ruidos, más palabras, gritos. Terapeutas, planificaciones, expectativas. Agradecida al mismo tiempo de estar rodeada de terapeutas, palabras, demandas y ruidos. Ya a esta altura del año con un poco de niebla mental al nivel que ya no sabes ni qué era lo que tocaba hacer. Agobiada por los hiperestímulos sonoros que tanto me afectan”, comenzó asegurando.
“Cansada al mango por dormir ¿cuánto? ¿3 horas de corrido máximo? Sobrada de amor y besos, abrazos, pellizcones, miradas, apretones de cachetes mutuos… Feliz de que se haya ido por media hora a comer una pizza con el papá, lo único que atino a hacer es esperarlo. Extrañarlo. ¿Estoy muy loca? Ahora mismo estoy usando mi recreo de 1 hora para escribir sobre él. ¿Pero qué quieren? Lo admiro, lo amo. Es real. Les cuento la última de hoy. Resulta que cuando lo busco en el jardín (11.30 ya lo tengo pegado) el tipo me pide si ‘¿nos metemos en el bolsillo?’”, contó.
Delante de sus seguidores, María Julia Oliván fue por más. “Cuando llegamos, bajo los asientos y lo dejo entrar ‘al bolsillo’; que vendría a ser al baúl del auto. Lo entendí enseguida porque a mí también me gustaba esconderme así de chica… Como protegerme de todo y recobrar fuerzas… Así que, en el baúl, le puse un almohadón, un poster que se ilumina en la oscuridad, una linterna y unas pelotitas sensoriales. Y se queda ahí un rato. ¡En el baúl cerrado! Hoy, me quedé en mi asiento escuchando un podcast esperando que quiera salir y de pronto escucho con esa voz suavecita ‘¿ponemos rosita la mapache, por favor?’”, comentó.
“Rosita la mapache es el podcast que él escucha para dormirse. Fiel a su estilo de marcar la cancha le pongo ‘rosita’ descansa un poco ahí sale a la intensa tarde de terapias y juegos. Es la flor de mi jardín y mi mariposa preferida. Panambi me corregiría él. Porque gracias al cuento del mamboretá ahora me dice los animales en guaraní. Así sé que ñurumbí es oso hormiguero, panambi es mariposa, cururú es sapo y así.. Estas son mis noticias. De la pistolita del brasilero, de la novia que estaba en el puesto de pochoclos y de todo el circo no sé nada. Sé mucho de todo lo otro. De lo que importa, bah…”, sentenció Oliván.