El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, anunció el jueves que pedirá a los legisladores que aprueben 150 millones de pesos uruguayos en recortes de impuestos para individuos y pequeñas empresas. «Estamos en condiciones de proceder a una reducción de impuestos» gracias a una economía en crecimiento y la mejora de las finanzas públicas, expresó en su discurso anual ante el Congreso.
«Los impuestos más bajos impulsarán el consumo y la economía», dijo. El gobierno patrocinará una legislación que aumentaría las deducciones del impuesto sobre la renta personal para el 75% de los contribuyentes, mientras que unos 63.000 trabajadores de bajos ingresos ya no tendrían que pagar nada. «Otros cambios impositivos propuestos eximirían a unas 20.000 personas del pago de un impuesto al seguro social y ayudarían a las pequeñas empresas», dijo.
La coalición de cinco partidos de Lacalle Pou tiene mayorías en ambas cámaras del Congreso. Uruguay se opone a la tendencia regional de países como Chile, Colombia y Brasil, que planean aumentar los impuestos para financiar un mayor gasto social. El país vecino, de 3,5 millones de habitantes, ya cuenta con uno de los estados de bienestar más profundos de América.
Esa generosidad fiscal condujo a déficits insostenibles, incluso antes de que el gobierno derrochara en los estímulos durante la pandemia. Después de subir al 5,8% en 2020, El gobierno derechista redujo el déficit a un 3,2% estimado a fines del año pasado. El gobierno apunta a un déficit del 2,6% este año, informó Bloomberg.
Los recortes de impuestos propuestos equivalen alrededor del 0,2% del PIB, no son un riesgo significativo para las cuentas fiscales. «Nuestras preocupaciones fiscales siguen concentradas en la esperada desaceleración de la actividad, que ya está agregando presión sobre el balance fiscal general. No vemos el anuncio como negativo para las valoraciones», expresaron los analistas.