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POLÍTICA

El Gobierno nacional pone la mira en el anuncio del acuerdo con el FMI para enfrentar una mala cifra en materia de inflación en marzo

El oficialismo espera que el anuncio del acuerdo con el Fondo Monetario compense el impacto de una cifra inflacionaria superior al 3%.

Gobierno
El Gobierno busca bajar la inflación al 2% y reduce aranceles a la importación de ropa y calzado, generando tensión con empresarios.

Mientras el INDEC se prepara para difundir este viernes el índice de inflación de marzo, el Gobierno nacional busca amortiguar el golpe con una carta clave: el aval del Fondo Monetario Internacional al nuevo programa de facilidades extendidas por 20.000 millones de dólares.

En la Casa Rosada reconocen que el dato será negativo, incluso por encima del 2,4% de febrero, y admiten que podría alcanzar o superar el 3%. Atribuyen el repunte al impacto estacional del inicio del ciclo lectivo, sumado a factores exógenos, pero aseguran que la tendencia de fondo sigue siendo de desaceleración. «Marzo fue un lío», repiten en Balcarce 50, pero reafirman que el sendero fiscal no se alterará.

FMI: respaldo en un día clave

La apuesta del oficialismo está puesta en Washington. Este viernes, el board del FMI se reúne para aprobar formalmente el acuerdo con Argentina, que implicará un desembolso inicial significativo, aún en discusión. La expectativa del Gobierno es que supere el 40% del total acordado, e incluso podría escalar si se concreta el respaldo de aliados clave como Estados Unidos, Francia e Italia.

En los pasillos de la Casa Rosada circula la consigna “TMAP” –“Todo marcha acorde al plan”– como mantra para sostener el relato de estabilidad. La frase refleja la confianza oficial en que el crédito y el primer desembolso fortalecerán las reservas del BCRA, permitirán avanzar con la apertura gradual del cepo y generarán un efecto político que ayude a contener la tensión económica.

Un escudo político para el rumbo económico

El Presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, consideran que el acuerdo con el FMI no solo es una herramienta técnica, sino también un espaldarazo político en un contexto adverso. La idea de una Argentina con “el respaldo del mundo” se vuelve central para sostener el relato libertario frente a los cuestionamientos por el ajuste y la caída del poder adquisitivo.

Desde el oficialismo destacan las señales de la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, quien elogió el “impresionante progreso inicial” del Gobierno argentino. En su última entrevista, calificó como “razonable” la solicitud de un adelanto mayor por parte de Caputo, y subrayó el valor del “anclaje fiscal” logrado por la administración Milei.

El objetivo: ganar tiempo político

Con las cifras de inflación aún sin perforar el piso del 2%, el Gobierno considera que el crédito del Fondo y la posibilidad de flexibilizar el esquema cambiario en los próximos meses pueden dar margen para consolidar el programa económico. “Esto precipita la baja del riesgo país, mejora los ratings y permite retomar el acceso a los mercados”, analizan cerca del Presidente.

El crédito no solo permitirá reforzar las reservas, sino también comprar letras intransferibles al BCRA y cubrir vencimientos con el propio FMI a partir de 2026. En paralelo, el oficialismo evalúa que el avance con el Fondo puede fortalecer su posicionamiento interno, especialmente frente a una oposición fragmentada y un sindicalismo que vuelve a movilizarse.

El mensaje hacia el mercado es claro: no habrá volantazos. Y hacia la política, una advertencia: el camino trazado se sostendrá con o sin consensos legislativos.