Lejos de encontrar tranquilidad tras la salida de Fernando Gago, Boca enfrenta un conflicto interno que agrava la situación institucional. Lo que parecía una simple transición entre entrenadores se convirtió en una verdadera crisis administrativa: el ex DT exige el reembolso de una suma que puso de su bolsillo para liberarse de Chivas, y ese compromiso aún no fue cumplido por el club. Mientras tanto, la dirigencia no puede avanzar con la contratación de su sucesor.
El panorama se torna cada vez más preocupante en la interna xeneize. Juan Román Riquelme y el Consejo de Fútbol ya habrían definido al próximo técnico, pero la AFA impide registrar un nuevo contrato sin antes cerrar formalmente el anterior. El conflicto económico con Gago, entonces, no solo es un tema contractual, sino un obstáculo real para que Boca pueda proyectar su futuro en el banco de suplentes.
La deuda con Gago: un problema que se agrava
Según reveló el periodista Germán García Grova, cuando Gago dejó el club mexicano, debió desembolsar una importante cifra para lograr su desvinculación. Boca se comprometió a devolver ese monto como parte del acuerdo, pero nunca cumplió. A esa suma se suma ahora una indemnización por la rescisión anticipada, ya que el contrato del ex volante estaba firmado hasta diciembre de 2026.
Este doble compromiso financiero expone las dificultades económicas que enfrenta el club. La deuda con Gago ya no es solo una cuestión moral, sino un problema estructural que retrasa decisiones clave. Además, hay preocupación por otras obligaciones pendientes, entre ellas pagos por jugadores adquiridos recientemente, lo que alimenta el malestar puertas adentro y genera dudas sobre la solidez institucional.
Riquelme en el centro de la tormenta
El foco se posa sobre Riquelme, presidente del club y principal responsable del área deportiva. La falta de resolución no solo impide el anuncio del nuevo DT, sino que expone una conducción que, por ahora, no logra destrabar un conflicto que podría haberse evitado con mayor previsión. El clima en el entorno dirigencial se tensa, y los hinchas ya empiezan a mostrar su descontento en redes y foros partidarios.
Por ahora, la conducción mantiene el hermetismo. No hay fecha definida para resolver el tema, ni señales de acuerdo cercano con el ex entrenador. Lo que alguna vez se presentó como una renovación ilusionante, terminó encallado en un mar de indefiniciones que deja a Boca sin conducción deportiva y sin horizonte claro.
Hinchas expectantes y un futuro en pausa
Mientras tanto, el hincha observa con preocupación cómo las decisiones se postergan. La inacción frente a un problema que parecía menor al inicio ya generó un fuerte impacto: no hay director técnico, no hay proyecto deportivo en marcha y no hay respuestas claras desde la dirigencia. Todo queda congelado mientras la deuda siga pendiente.
La sensación general es de parálisis total, tanto en lo institucional como en lo deportivo. Hasta que no se resuelva la situación con Gago, Boca no podrá avanzar con la nueva etapa. Y la herida que parecía superficial se convirtió en una señal alarmante sobre el estado interno del club más popular del país.