La fecha pareció puesta a propósito: Boca se enfrentó con el Santos de Brasil por la revancha de la final por la Copa Libertadores 2003 el 2 de julio, justo cuando se cumplían 5 años del primer entrenamiento de Carlos Bianchi como Director Técnico del equipo.
El club boquense arribaba al Morumbí con dos goles de ventaja ya que en el partido de ida, en La Bombonera, había ganado 2 a 0 con un doblete de Marcelo Delgado. Era la oportunidad de obtener el quinto máximo trofeo continental, alcanzar a Peñarol de Uruguay en el segundo lugar entre los más ganadores de la historia, detrás de Independiente, y convertirse en el primer equipo que les ganara finales de la Copa a tres rivales brasileños. De paso, tomarse desquite del “Peixe” que en 1963, con Pelé en sus filas, había impedido en el duelo decisivo el sueño de Alberto J. Armando de ganar el primer gran trofeo.
Para el “Virrey” también había metas por lograr porque si el “Xeneize” lograba el torneo, él pasaba a ser, con cuatro títulos, el entrenador más veces campeón de la Libertadores (un récord que en la actualidad mantiene), superando a Osvaldo Zubeldía. Además, era una revancha tras su renuncia en 2001, en conflicto con la dirigencia, y el regreso en 2003 después de un 2002 en el que el conjunto azul y oro no ganó nada.
El comienzo de la Copa no pudo ser más auspicioso: tres triunfos seguidos, sobre Independiente Medellín, Colo Colo y Barcelona de Ecuador, pero después vino un bajón pronunciado, el cuadro de la Ribera no venció en ninguno de los tres encuentros de las revanchas y terminó segundo en el grupo.
Previamente al inicio de la segunda fase ocurrió un hecho determinante: Carlos Tevez, que había quedado sorpresivamente afuera de la lista de buena fe en el comienzo del campeonato, fue incluido en lugar de Omar Pérez para jugar a partir de octavos de final. Con 19 años y el número 11 en la espalda, el “Apache” sería la gran figura del plantel en la segunda mitad de la competencia.