De vuelta al trabajo tras un Mundial de Clubes con sensaciones encontradas, el Director Técnico de Boca, Miguel Ángel Russo, decidió arrancar el segundo semestre con la exigencia bien arriba y mano dura, con entrenamientos a doble turno, concentraciones y una minuciosa planificación del plantel para lo que viene.
Es que ya han pasado varios días de la eliminación con esa «mala imagen» con Auckland City de Nueva Zelanda, el experimentado entrenador de 69 años se juramentó aprovechar estas dos semanas antes del debut en el Torneo Clausura con Argentinos Juniors para resolver varios fallos y errores que observó en el equipo en estos tres partidos en Estados Unidos. Muchos ya dejaron en claro que los pretende corregir urgentemente.
Como primer punto, un aspecto que el estratega del club boquense remarcó y sufrió en dos de los tres encuentros son los goles de pelota parada. Benfica de Portugal le empató un compromiso que el elenco argentino tenía ganado por un cabezazo de Nicolás Otamendi, que se desmarcó y quedó solo tras un tiro de esquina, y por la misma vía llegó el tanto de los neozelandeses cuando los “Xeneizes” se imponían 1-0.
«Es el tercer gol de pelota parada que nos hacen, son cosas para corregir. Son cosas para trabajar a la vuelta», dijo el DT, molesto porque los compromisos, como había anticipado en la previa al certamen, se definen por detalles y en eso el conjunto azul y oro no estuvo fino. En concreto,le hicieron dos tantos directos de pelota parada, pero el primero de las “Águilas” llegó tras un penal que desembocó de una acción de un córner.
Por otro lado, este tercer match ante una escuadra inferior denotó que el cuadro de la Ribera afronta una crisis de creatividad. “Hay que seguir trabajando, la idea es ser competitivo. Necesitamos más juego, más verticalidad, más diagonales. Cosas fundamentales para sacar diferencia”, señaló el propio Russo.
Ante los oceánicos, sus dirigidos lanzaron 82 centros, muchos de ellos sin destino claro y le facilitó la tarea a la defensa.