Los sueldos en la primera división del fútbol argentino reflejan directamente la diferencia entre vestir la camiseta de un club de gran auge y hacerlo en un equipo con menor visibilidad. Lautaro Blanco y Luciano Gómez, ambos laterales con experiencia profesional, representan esa brecha.
Uno pertenece al plantel de Boca, mientras que el otro continúa su carrera en Independiente Rivadavia bajo condiciones económicas un poco más modestas.
Lautaro Blanco y su contrato de élite en Boca
Desde que llegó al azul y oro en 2024, Lautaro Blanco rápidamente se convirtió en una pieza clave del equipo xeneize. Procedente del Elche de España, el lateral firmó un contrato que lo mantiene como uno de los futbolistas mejor remunerados del equipo, con un salario proyectado cercano a los 700 mil dólares al año.
Surgido de Rosario Central, Lautaro Blanco logró consolidarse en Europa antes de regresar al país sudamericano para afianzarse en uno de los clubes más prestigiosos y consagrados del continente. Su rendimiento sólido y continuo le facilitó ganarse la titularidad y ser un jugador clave para Miguel Ángel Russo.
Luciano Gómez, entre préstamos y sueldos bajos
A diferencia de Lautaro Blanco, Luciano Gómez vive una realidad completamente diferente. Surgido en Banfield, y con paso posterior en Argentinos Juniors, actualmente milita en Independiente Rivadavia en calidad de cedido. Según cifras, su sueldo oscila entre los 120 mil dólares al año, un monto un poco menor al de Lautaro Blanco.
A sus 29 años, Gómez ha logrado una carrera con gran habilidad, jugando tanto de lateral como de volante. A pesar de tener condiciones, no consiguió estar de manera definitiva en los grandes equipos, lo que justifica en cierta medida la falta de visibilidad mediática.
Caminos diferentes
A pesar de tener una posición similar en el campo y una trayectoria dentro del fútbol local, las decisiones, el entorno contractual y las oportunidades que cada uno tuvo determinaron caminos totalmente diferentes. A medida que Lautaro Blanco se convierte en un gigante del continente, Luciano Gómez atraviesa una fase distinta, más distante de los focos y con retos menos perceptibles, pero igual de desafiantes.
