Marcos Rojo parecía tener todo listo para convertirse en refuerzo estelar de Racing. El experimentado defensor, de 35 años, había rescindido su contrato con Boca en un acuerdo de mutuo consentimiento y tenía un pacto verbal para sumarse a la Academia en el segundo semestre. Sin embargo, en las últimas horas, la historia dio un giro tan inesperado como polémico.
El problema reglamentario que frenó la operación
Pese a que su desvinculación con el club de la Ribera se firmó este viernes, un detalle del reglamento de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) dejó a todos con la guardia alta: Rojo no está habilitado para disputar el Torneo Clausura. La razón radica en que su libertad de acción se concretó después del 25 de julio a las 18 horas, plazo límite establecido por la normativa.
Este escenario lo habilitaría únicamente para jugar la Copa Argentina y la Copa Libertadores, pero no para competir en el campeonato local durante el resto del año.
La llamada de emergencia de Milito a Riquelme
Frente a esta traba, Diego Milito, presidente de Racing, levantó el teléfono y se comunicó directamente con Juan Román Riquelme, su par en Boca. El objetivo: revertir la rescisión y transformarla en una transferencia formal, ya sea mediante un préstamo o una venta simbólica.
De prosperar esta jugada, el defensor podría ser inscripto como refuerzo y así tener rodaje en todas las competiciones. “Es la única vía para que pueda jugar el torneo local este año”, admitieron desde la dirigencia académica.
Una maniobra inédita en el fútbol argentino
Lo que Racing intenta es poco común: volver atrás un contrato ya rescindido para generar una transferencia posterior. Si el plan falla, Gustavo Costas solo podrá contar con Rojo en los torneos de eliminación directa, limitando su impacto en el equipo.
Para la AFA, la regla es clara: «en el caso de los jugadores libres, solamente podrán ser registrados con posterioridad al 24 de julio si la libertad de contratación ocurrió antes de esa fecha», reza el artículo 19.2.4.
Expectativa y presión
Mientras tanto, en Avellaneda crece la ansiedad. Rojo, con pasado en Manchester United, Sporting de Lisboa y Estudiantes de La Plata, llegaba con la promesa de aportar jerarquía y experiencia en un semestre clave. Ahora, su futuro inmediato depende de un acuerdo entre dos instituciones que no suelen negociar con facilidad. El desenlace se conocerá en las próximas horas, pero la sensación es que esta novela todavía tiene varios capítulos por escribir.
