A una trayectoria consagrada en la que tuvo momentos brillantes, Ángel Di María sueña con agregarle otro capítulo mágico en el Gigante de Arroyito. El campeón del mundo con la Selección Argentina en Qatar 2022, que viene de hacer un golazo de tiro libre para que Rosario Central le gane el clásico a Newell´s Old Boys, ahora quiere amargar a un Boca que viene de cosechar tres victorias al hilo este domingo cuando lo reciba desde las 17:30. Y tenerlo de rival, ya demostró hace muy poco, le trae buenos recuerdos según informó la web de TyC Sports.
Todavía no pasaron ni tres meses de la última vez que “Fideo” le borró la sonrisa del rostro al equipo que dirige Miguel Ángel Russo que estaba ganándole 2-0 al Benfica de Portugal en el debut del Mundial de Clubes e ilusionarse con la clasificación a empatárselo con un tanto de Nicolás Otamendi. Está claro que el contexto es bien distinto porque ahora es en su casa, con su gente y vistiendo la camiseta del club de sus amores.
Pero el contrincante es el mismo ya que le marcó de penal para dejar a las “Águilas” a tiro del empate que luego llegó, y también al que ya le había frustrado el triunfo en la vuelta de Juan Román Riquelme en 2007.
Aquel match en el Hard Rock Stadium de Miami lo tuvo como protagonista en todo sentido. En primera instancia desde el primer minuto sufrió las patadas, envestidas y el juego brusco de los jugadores del “Xeneize”. Segundo, pese a no sentirse libre para despegar su mejor versión, pudo llegar al gol. Y por último, lo extrafutbolístico: un festejo que generó revuelo, y el aplauso de los hinchas del elenco argentino que lo conmovió.
A los 44 minutos, el bicampeón de la Copa América con la Albiceleste buscó con un tiro de esquina cerrado desde la derecha a su compatriota y compañero en aquel entonces, que no llegó a desviar la pelota debido a que se desplomó en el área grande del contendiente tras sentir un rodillazo en la espalda por parte de Carlos Palacios, que derivaría mediante el VAR en la sanción de la pena máxima.
