Era unn día de 2007, en una tarde de pleno sol, cuando Juan Román Riquelme, el máximo ídolo de la historia de Boca, retornaba al club boquense, su casa, tras su paso por Europa. La Bombonera, colmada y con Diego Armando Maradona en uno de los palcos, esperaba la fiesta del enganche. Pero esa jornada del 18 de febrero, la fiesta se vería empañada por la irrupción de un juvenil de 19 años, que dejó en ridículo a Hugo Ibarra y le arruinó el reestreno a Román y ese era Ángel Di María según reconstruyó la web de TyC Sports.
Entonces conducido por Miguel Ángel Russo, que arrancaba su primer ciclo y a fines de ese año perdería la final del Mundial de Clubes ante Milan, después de haber conquistado la Copa Libertadores, el “Xeneize” se quedaba con un empate en su estadio por el gol de Rodrigo Palacio y Emilio Zelaya había marcado para Rosario Central.
Al margen de lo que generaba el regreso del “10”, la atención no solo la captó el hoy Presidente de la institución porque “Fideo” sorprendió a todos desde la banda izquierda. El joven extremo, dirigido por Néstor Gorosito, desató un vendaval de regates y gambetas. Fue tal el desconcierto que le propinó al “Negro”, que el DT decidió reemplazarlo en el entretiempo por Clemente Rodríguez.
Aquella exhibición encendió el deseo en el conjunto azul y oro ya que posteriormentelevantó el teléfono y se comunicó con el “Canalla” para sondear a aquel futuro crack. Sin embargo, la negociación se frustró por cuestiones económicas y el destino quiso que el futbolista volara directo a Lisboa para vestir la camiseta del Benfica.
Luego vendrían Real Madrid, Manchester United, PSG, Juventus, otra vez las “Águilas” y, por supuesto, en el medio la Selección Argentina, con la coronación máxima en el Mundial de Qatar 2022 tras repetir aquella función de precisión y velocidad, esta vez frente a Jules Koundé en la final contra Francia.
Mañana, desde las 17:30, el Gigante de Arroyito será testigo de un trascendental match en la Tabla Anual que define los pasajes a la Copa Libertadores 2026.