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ESPECTÁCULO

«Es muy desgarrador»: un invitado en el ciclo de Andy Kusnetzoff compartió lo que está viviendo

Conversaron al aire con un argentino que ayuda a llevar a refugiados ucranianos a diferentes países de Europa.

Andy Kusnetzoff
Andy Kusnetzoff

Semanas atrás comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania, y muchas organizaciones se acercaron a ayudar a los refugiados. Es por esto que ayer, en Perros de la Calle, Andy Kusnetzoff decidió hablar con Enrique Piñeyro, un hombre que tiene un avión. Al aire, el invitado decidió compartir lo que está viviendo mientras ayuda a llevar a los ucranianos a diferentes países de Europa.

Durante la charla, Andy Kusnetzoff comentó que Enrique Piñeyro «dice algo súper interesante. Culturalmente nos enseñan que hay que ahorrar, pero si vos tenes tu plata en el banco y no haces nada, la inflación se lo va comiendo. Cada año tenes 50% menos, entonces tenes que invertirla. Ahora, ¿este chabón por qué es interesante? Porque heredó y cuidó esa plata, pero hizo lo que quiso con esa plata. Compró un avión y ahora está rescatando gente, está ayudando a refugiados a salir».

Entonces, Sofía Martínez decidió meterse en este tema y expresó: «Viajaste en avión a Varsovia, participaste de vuelos humanitarios que llevaron refugiados ucranianos de Polonia a Italia. ¿Cómo fue la sensación de llegar a un lugar en guerra, rescatar gente y llevarlas a un lugar seguro?». Sin dudarlo, Enrique comenzó afirmando que «es muy impresionante la diferencia en la acogida que Europa le da a los refugiados ucranianos y a los africanos».

«Cuando el malo es otro, la recogida de refugiados es con los brazos abiertos. Pero, cuando el malo es uno, como hizo Europa con la depredación de África, es diferente. La alegría de irse de África, que era gente que había sido torturada, perseguida, encarcelada, que trabajó de esclavos. Donde la dejara a esa gente, iban a estar bien», continuó explicando el invitado. Sin embargo, luego comentó que es diferente con los ucranianos, porque, para esta gente «que tenía sus casas, es un calvario, una agonía».

«Están separados los hijos de sus padres, las mujeres de sus maridos, los ancianos de sus hijos. Es muy desgarrador. Para ellos, por más que ese sea un lugar menos hostil, porque no les van a caer bombas, sigue siendo un lugar hostil. No saben a dónde van, no hablan el idioma, no conocen la cultura. Entonces, la diferencia de los refugiados es muy notable. Esta es gente que no se quiere ir de donde estaban, y los otros estaban desesperados por irse de donde estaban», concluyó Enrique al aire.