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ESPECTÁCULO

«Mirar de frente a la muerte»: el sentido mensaje de María Julia Oliván

La publicación de la comunicadora, emocionó a muchos cibernautas, que se lo hicieron saber.

María Julia Oliván

Lo quiso compartir delante de cada uno de sus seguidores. Sin lugar a dudas, María Julia Oliván es una de las periodistas más reconocidas de los medios de comunicación de nuestro país. La comunicadora se ha lucido en diferentes programas, como sucedió en Canal Trece, mostrándose tajante y sin rodeos. Esta vez, fue noticia debido a lo que compartió en sus redes sociales, más precisamente en su cuenta de Instagram.  

Esto tiene que ver con la muerte de su padre, a 19 años de que sucediera. “Se cumplieron 19 años del último día de vida de mi viejo. Piri. Roque Oliván nació en el 39 el mismo día y en el mismo pueblo que Eva Duarte. 7 de mayo en Los Toldos. Ese 27 de marzo 2003 a la mañana mi hermana Gabi me llamó y me dijo ‘vení (al Oncológico de Lanús) papi empeoró. ‘Dale, voy en un rato que trabajé hasta tarde’ (época de Kaos en la Ciudad)”, reveló. 

Fue allí, cuando reveló las palabras de su hermana. “’Vení ahora, Juli’, insistió Gabi. Ese viaje de Palermo a Lanús levanté el Ka a 120. ‘Papi pasó una mala noche. Tenemos que llamar a todos para que se despidan’. Ahí terminé de caer. Entré a verlo, a besarlo y ponerle bálsamo en la nariz seca por la sonda. Y en eso, había mandado a llamar a su oncóloga. (Se ve que tenían el pacto de decirse adiós a su debido tiempo). Lo escuché decirle gracias por cómo lo había cuidado. Decirle bueno, hasta acá llegamos”, aclaró.  

Conmovedor

“Cuando entró la doctora bromeó ‘¿a usted le parece? Yo soy peronista y tengo una hija que va a votar a Lopez Murphy?’ Ese año había elecciones. Faltaba un mes para las presidenciales. Mi viejo iba a votar a Kirchner. Yo también. Gabi no. Murió antes de la desilusión. La despedida a la doctora fue a las 12 y Piri murió a las 20. En el medio, vinieron parientes a decir chau. Entre visita y visita, me pedía ‘hijita, por favor, sacame las zapatillas y haceme masajes que me duele’. Tenía trombosis y yo le decía ‘ahí te las saco, papi’ Pero no las tenía puestas”, comentó María Julia Oliván. 

“Al rato, por los efectos de la morfina, me decía ‘¿hijita cuánto pesa un pollo?’ ‘Y.. 2 kg 800 o hasta 3 si es grande…’ ‘¿Y una colita de cuadril?’ ‘Ponele 1 kg 300, pa’. Piri era carnicero. Loco, elegante y desafiante. Poeta y bravísimo. Los 8 de marzo les regalaba un clavel rojo a las clientas. Pero lo vi echar del negocio a unas cuantas por dudar de la calidad de la de la mercadería o quejarse por los precios. Lo vi -ese 27 de marzo- mirar a los ojos a la enfermera que le dio el último pinchazo. Señalar al cielo como diciendo me estoy yendo. Mirar de frente la muerte como hiciste con la vida.  Te mandaste unas cuantas macanas conmigo, viejo, pero me enseñarme a mirar de frente a la gente, a encarar sin miedo al q se pase de vivo y a volar sin ponerme techo. Mejor herencia que dinero la que atesoré. Te quiero siempre”, sentenció.  

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