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Diego Latorre y una historia inédita con ídolos de Boca durante la final de Madrid: «Comenzaron a insultarme»

El exfutbolista y actual analista deportivo contó un detalle que nadie sabía sobre aquel mítico Superclásico.

River
Diego Latorre, exjugador y analista de fútbol.

Diego Latorre tuvo una etapa como futbolista de Boca durante la década de los ’90 y dejó un gran recuerdo entre los hinchas. De hecho, él rememora aquella época como una experiencia positiva para su carrera. Sin embargo, ahora «Gambetita» reveló que vivió un hecho doloroso con varios excompañeros suyos e ídolos de la institución durante la final de Madrid frente a River en el año 2018: «Comenzaron a insultarme«.

«No hablo mucho de lo que me pasa. Quilombos grandes he tenido, cosas curiosas. Como la final de Boca-River en Madrid», mencionó el exfutbolista en una charla con «Doble Mérito». «Se me ocurrió decir que fue penal de Andrada a Pratto. Para analizar tenés que desprenderte de todo. Cuando digo que era penal, tenía un grupo de WhatsApp con excompañeros de Boca, que desde ese episodio lo abandoné», narró.

«Cuando se me ocurre decir que fue penal, en mi grupo de WhatsApp dos o tres ex compañeros comenzaron a insultarme, pero mal», manifestó Latorre, conmovido. Y agregó: «Los volví a ver en un asado, me pidieron disculpas, pero no fue lo mismo. Me ofendí en serio. Una cosa es el insulto de un hincha, de un tuitero, y otra es que un excompañero me insulte por haber dicho que era penal. No tiene forma de perdón».

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«Tuve dos o tres años entre el ’89 y ’92, fueron años de mucha exposición pública. Tengo presente un día, fue un lunes que se me ocurrió ir a cambiar una ropa a un shopping. Recuerdo que ese día había unos chicos de unos colegios, pero alguien me reconoció y me tuve que ir», contó Latorre sobre aquellos días en Boca. Y añadió: «También recuerdo un día que ganamos 6 a 1 un Boca-Racing, un partido a la mañana. Intenté ir a comer a la Costanera. Fui a comer con mis viejos, y me tuve que ir».

«No había máquinas de fotos, bajaba la gente con papelitos. No podía pedir ni la comida. Ese tipo de fama es una adicción, es un enamoramiento al principio, pero después hay un hastío», sostuvo Diego. «Te sentís observado, te da obligaciones naturales. Eso te quita libertad. Hay que saber convivir con eso. Hoy me imagino que es peor, porque hay un ojo de Gran Hermano. No podés resbalar. El mundo te analiza», cerró.