Como todos los sábados, en la pantalla de Telefe se pudo ver una nueva emisión de ‘PH Podemos Hablar‘, con la conducción de Andy Kusnetzoff. En esta oportunidad, el conductor recibió a Juanse, Rocío Gómez Wlosko, Andrea Rincón, Mónica Gutiérrez y Sergio ‘Maravilla’ Martínez. Cada uno de los invitados se animaron a pasar al punto de encuentro y sincerarse, pero ‘Maravilla’ sorprendió a todos con su historia de vida.
Durante el programa, Andy Kusnetzoff les propuso a los invitados que pasen al punto de encuentro los que tuvieron una infancia con carencias o sin lujos. Sin dudarlo, ‘Maravilla’ Martínez pasó al frente y decidió contar detalles de lo que tuvo que vivir antes de volverse un boxeador profesional. «Mi infancia los primeros 5 años en Quilmes, los siguientes años fueron en Florencio Varela. Mi padre hacía desde albañilería hasta hacer pozos, de todo», comenzó contando el invitado.
Entonces, Andy le preguntó si él trabajaba con su padre, y explicó: «A partir de los 13 años trabajaba y estudiaba, después a los 14 dejé la secundaria. Era el mejor alumno del colegio, pero mi hermano entró en la colimba y mi padre necesitaba a alguien para que lo ayude. Hoy en día miro para atrás y digo ‘uy qué duro que fue’, pero no, qué bueno porque tuve un aprendizaje maravilloso, me forjó».
Pero luego recordó lo que vivió años atrás: «Llegó el corralito, una época bastante dura para los argentinos, y se complicaron las cosas en mi casa. A mí me tomó esto en plena calle, saliendo de entrenar. Vivía con mis padres y estaba complicado. Llegué a mi casa de entrenar y preguntó qué hay para cenar, y mis viejos me dicen ‘nada hijo, no hay nada'». A lo que el conductor le preguntó: «¿Qué te pasó al ver a tus viejos que te decían eso? Es una situación que no te lo esperabas».
Sin dudarlo, Sergio ‘Maravilla’ Martínez afirmó que «fue tocar fondo. Yo estaba acostumbrado a que no había cena para los chicos, cenaba mi padre. Nosotros tomábamos mate cocido con leche, solo si había dinero. Y si había más plata comíamos pan, sino era el pan de ayer o antes de ayer. Me acuerdo que nosotros lo íbamos naturalizando, para mí era habitual no cenar. Fueron épocas difíciles, que al principio se me atragantaban, y después digo ‘era el aprendizaje que teníamos que tener'».