Aunque programa suele enfocarse en la actualidad política, Alfredo Leuco también se refiere a otras cuestiones en sus editoriales. Por ejemplo, en una emisión reciente por Radio Mitre, el comunicador homenajeó y recordó la obra de Cátulo Castillo, reconocido músico y poeta dentro del tango nacional.
Para iniciar con su relato, el comunicador pronunció: “Hoy quiero contarle una historia de uno de los pilares de nuestra cultura ciudadana. Porque mañana, Cátulo Castillo cumpliría 116 años. Creo que vale la pena abrir una ventana a esas letras y tangos que tanto nos representan. Ahí va… Cátulo aprendió a amar a su patria y a su ciudad. Los colores, aromas y sabores de Buenos Aires. Su cultura, su gente, sus misterios escondidos. Y pudo radiografiar y representar los padecimientos de los más humildes y los más explotados”.
“Hablo de los obreros de las fábricas grises. Los maquinistas del tranvía en movimiento. Las empleadas domésticas que venían del interior más profundo y las costureras que no dieron el mal paso, las de la línea fundadora de la industria textil. A una de ellas le dedicó ‘Caminito del Taller’ una de sus primeras obras, grabada por Carlos Gardel en 1925”, añadió.
Por otro lado, Leuco remarcó: «No se llenaba la boca proclamando ideas y consejo de vida. Los ejercía todos los días. Era un ejemplo. Haz lo que yo digo pero también lo que yo hago. Un honrado amante de la vida y de los hombres, sin pompa ni bronces ficticios. Estaba dispuesto a darlo todo a cambio, apenas, de una mesa de pocillos humeantes y sabrosos, con amigos en la noche del ‘Café de los Angelitos’, para disfrutar entre reflexiones y discusiones ‘El último café’…porque llega tu recuerdo en torbellino, vuelve en el otoño a atardecer, miro la garúa y mientras miro, giro la cuchara del café”.
“Muchos extrañamos a Cátulo. Es uno de los padres fundadores de nuestra identidad nacional. Es muy necesario su recuerdo para que, junto a otros como Atahualpa, Favaloro, Borges o Gardel, vayamos reformateando lo que somos y lo que queremos ser. Tal vez así encontremos nuestro destino, entre tanta desilusión y desengaño. Chan, chan”, añadió a modo de cierre.