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Manteca Martínez no dudó: «Boca es más que Nacional y Peñarol»

El uruguayo, ídolo del conjunto azul y oro, habló de lo que significa jugar para el Xeneize.

Manteca Martínez
Manteca Martínez, junto a Riquelme y Clemente Rodríguez.

Manteca Martínez es uno de los grandes ídolos que tuvo Boca en la década de los ’90. Jugó 167 partidos con la camiseta azu y oro (150 como titular), marcó 86 goles y fue una de las figuras del plantel que ganó el Torneo Apertura 1992 y la Copa de Oro Sudamericana 1993. El uruguayo, conocedor del fútbol de la región, fue consultado por la grandeza del Xeneize y no dudó: «Boca es más que Nacional y Peñarol».

En su entrevista con el medio charrúa «Sport 980», Sergio recordó su etapa en el club de la Ribera e intentó explicar lo que se siente tener que representar a uno de los grandes de Argentina. «Jugar con la camiseta de Boca es más que Nacional y Peñarol. La presión la vas a tener siempre porque son todos cuadros grandes y siempre tenés que salir a ganar, pasa que en Argentina lo viven mucho más», sostuvo.

«El tema es que la presión que se vive: al haber mucho más periodismo, es constante y todos los días», explicó Martínez, quien vivió buenos y malos momentos en Boca y conoce cómo se maneja el día a día del club. «Tenés gente que te pega todo el tiempo. Y también tenés que tener cuidado con lo que hablás, porque todo lo que vos decís rebota para todos lados, ése es el verdadero Mundo Boca», señaló.

Su salida de Boca

Además, el Manteca recordó cómo se dio su salida de Boca: «El día de mi último gol se lo quería gritar a Macri, pero no pude porque era en cancha de Vélez. Desde que vino Macri todo fue raro». «Yo había llegado con otra dirigencia y él vino con la idea de las sociedades anónimas, él quería mandar. No había ganado nada y ya quería bajar los premios. La guardia vieja ya estábamos a cara de perro», contó.

«De a poquito se empezó a ir la gente que estaba y yo fui uno de los últimos. No me fui bien con Macri, nunca más lo crucé», sostuvo el ídolo xeneize. Y luego cerró: «Es más, cuando me fui tuve que firmar un papel que por dos años no podía jugar en la Argentina, porque Macri creía que podía ir a River. Si no, no me iba a poder ir. Y hacía cuatro meses que no jugaba ni cobraba…».