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ESPECTÁCULO

La reflexión de Alfredo Leuco sobre el Día de la Madre: “Madre hay una sola”

El comunicador homenajeó a las madres y se refirió a la suya en particular con varias frases emotivas

Alfredo Leuco

Alfredo Leuco aborda temas por fuera de la agenda política y social en ocasiones que considera especiales. Por ejemplo, en una emisión reciente de su programa en Radio Mitre, el comunicador expuso una reflexión sobre le Día de la Madre ya que será la primera vez que le toque pasar la festividad sin la presencia física de la mujer.

“Aleluya, esta luminosa canción, fue como una despedida para mi madre. Un amigo y vecino, el Rubén Lansky, se la cantó una semana antes. Ella sonreía con felicidad. Me gusta pensar que con esa sonrisa, murió tranquila en el sanatorio cuando ya no hubo más nada que hacer”, comenzó diciendo el periodista.

Y comentó: “Este domingo será el primer día de la madre sin mi madre. Con su muerte sentí como si me hubieran amputado una parte de mí, pese a que yo fui una parte de ella. La recuerdo todos los días. Cada foto, cada situación, cada aroma me remite a su maravillosa presencia”.

“Si dejamos de lado el tema comercial, de lavarropas y carteras, se trata de un acontecimiento de alto impacto emocional en la vida de todos. Porque todos tenemos el cuerpo, el corazón, el alma y la cabeza llena de marcas de nuestras madres. Es un día maravilloso para mirarla profundamente a los ojos. Lo hice mientras tuve la bendición de tenerla viva y ahora lo haré porque la tengo viva dentro mío. Eso me dijo el querido Santiago Kovadloff al que mi vieja adoraba. Se nos mueren, dejan de estar a nuestro lado para quedarse adentro nuesto. Eso me consuela un poco, pero no del todo”, aseguró.

Para concluir, Alfredo Leuco planteó: “¿Qué más puede pedir?, confesaba. Hablaba por teléfono como si fuera una agencia de noticias. Todos la querían. Era famosa entre los vecinos porque tenía una actitud solidaria con todos. En la esquina de Alvear y Sarmiento, en esa Córdoba heroica con el amor de disfrazarme de duende para un acto de la escuela con una barba echa de algodón y un traje rojo cocido en la máquina Singer. Son postales, fogonazos proyectados en mi cerebro. Marcas de las madres que nos marcan para siempre. Ella es madre y nosotros somos hijos para siempre. Llevamos la marca en el orillo. Porque madre, madre hay una sola”.