Más de mil migrantes en el norte de México se entregaron a las autoridades fronterizas de Estados Unidos, frustrados por las recientes políticas de asilo y sacudidos por un incendio en un centro de detención de migrantes cercano que mató a decenas esta semana.
Un portavoz de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) dijo que se estaban procesando a más de mil solicitudes que se entregaron el miércoles en El Paso. A esta ciudas estadounidense se puede llegar desde Ciudad Juárez. En un comunicado, CBP dijo que estaba expulsando a los inmigrantes bajo una orden de la pandemia del coronavirus conocida como Título 42.
Los migrantes manifestaron que una nueva aplicación del gobierno de Estados Unidos, destinada a agilizar el proceso de asilo, los ha dejado indefensos. Con niños y pertenencias, cientos de personas corrieron rápidamente el miércoles por la tarde hacia una puerta en una sección del muro fronterizo, que se ha convertido en un destino para los solicitantes de asilo y los contrabandistas que los trafican.
«Ahora, con el favor de Dios, llegaremos allí», dijo Carlos García, tirando de su pequeña hija al trote mientras intentaba incluir su nombre en una lista que supuestamente otorga acceso a Estados Unidos. Algunos se dieron la vuelta por temor a ser arrestados, pero al final de la tarde cientos habían formado una fila a lo largo de la barrera de acero en territorio estadounidense, informó Reuters.
Los fiscales mexicanos dijeron el miércoles que estaban investigando el incendio en el centro de migrantes como un posible homicidio. Habían identificado a ocho personas que podrían haber sido responsables. Serían dos agentes federales, un oficial estatal de migración y cinco miembros de una empresa de seguridad privada.
