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ESPECTÁCULO

«Quedó paralítica»: Reneé Cormillot, la hija mayor del doctor Alberto Cormillot, decidió contar la dura historia de una de sus mascotas

La mujer se manifestó delante de cada uno de sus seguidores.

Alberto Cormillot


Desde hace años, Reneé Cormillot se dedica a luchar por los derechos de los animales. Y es que la hija mayor de uno de los médicos más reconocidos de los medios de comunicación de nuestro país, como es el caso de Alberto Cormillot, tiene su propio refugio en el cual conviven decenas y decenas de mascotas.

Esta vez, fue en sus redes sociales, más precisamente en su cuenta de Instagram, donde dio a conocer la historia de vida de una de ellas. «La Chihui. Cuando la abandonaron en mi casa la trajeron en upita, con sus mantitas, de despedida le dieron un besito en la cabeza y le dijeron ‘chau, hija, que estés bien'», afirmó.

«Y la dejaron porque por un descuido se les cayó del primer piso y quedó paralítica. Milagrosamente, con amor y con su tenacidad, ella volvió a caminar. Se menea un poco pero solo le da un swing especial a sus caderas diminutas», comentó Reneé Cormillot dando todos los detalles de esta historia conmovedora.

«No sé cuántos años tiene y a ella tampoco le importa porque se cree una pendex divine. A veces tiene carácter de mi3rdita porque la lleno de besos y tiene el tupé de rezongar. A veces ladra simplemente porque se le viene la gana. Mi viejita es lo más y la amo», sentenció la hija de Alberto Cormillot en sus redes.

Una sentida despedida

Días atrás, Reneé Cormillot se encargó de darle el último adiós a otra de sus mascotas. «Hace 14 años la compramos, sí, LA COMPRAMOS, en la feria de dominico con una cámara oculta para el programa mañaneras con la diosa de @karinamazzocco. Queríamos mostrar a la gente lo terrible de esas ferias para con los animales. Vino un poco enferma y valiendo $200», dijo.

«La idea era que apareciera una familia, pero no tuvo suerte y terminó siendo mi hija.
Divertida, loca, mala con otros perros, un poco asquerosidad a la hora de los besos pero a mí no me importaba si le gustaban o no, se los enchufaba por toneladas.
Ojalá hubieras tenido una mejor vejez y no unos últimos días así. Sufrió el famoso mal llamado ACV. Tenia episodios de quedar rígida, lloraba y demás detalles al pedo. Sabía que estabas por irte pero no tan pronto. Chau, Dominica, la numinica. Goodbye for now», sentenció.

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