El Gobierno nacional se encuentra en una fase crucial de su estrategia económica, con el foco puesto en tres indicadores clave que determinarán los próximos pasos en el manejo del tipo de cambio. En este punto, el ministro de Economía, Luis Caputo, analiza tres números claves antes de dar el siguiente paso. La posible reducción del ritmo de ajuste mensual del dólar oficial al 1%, una medida que marcaría un hito en el programa económico, depende del análisis detallado de la inflación mayorista, las cuentas fiscales de noviembre y el saldo de la balanza comercial.
El dato de la inflación mayorista, que se dará a conocer este lunes, se ha convertido en un termómetro esencial para la política cambiaria. Este índice refleja cómo se mueven los precios de los bienes, especialmente aquellos con componentes importados, y su análisis permite al Gobierno ajustar el ritmo del crawling peg. En octubre, el índice de precios internos al por mayor (IPIM) marcó un 1,2%, mientras que las proyecciones para noviembre lo sitúan en torno al 1,6%.
La consultora LCG destacó que «el crawling del 2% mensual sobre el dólar oficial y la reducción de la brecha cambiaria moderan los aumentos en el IPIM, tanto directamente por el efecto sobre bienes importados como por insumos nacionales con componentes importados». Esto ha sido un pilar para mantener controlada la inflación general, que cerró noviembre en un 2,4%, su nivel más bajo desde julio de 2020.
¿Cuánto margen hay para mantener el superávit?
El miércoles se publicarán los resultados fiscales de noviembre, que permitirán evaluar el margen del Gobierno para cerrar el año con superávit primario. Este indicador es crucial en la estrategia de Caputo, quien busca consolidar las finanzas públicas como parte de un plan más amplio para estabilizar la economía y fortalecer las reservas.
Según datos preliminares, el ajuste fiscal en noviembre fue menos severo que en meses anteriores. Analytica estimó que el gasto primario se contrajo un 19% en términos reales, el menor ajuste desde el inicio de la gestión de Milei. «El ritmo de ajuste es más moderado, en parte por el aumento de las jubilaciones y pensiones, que comienzan a agregar presión al fisco», señaló el informe.
Por su parte, LCG proyecta un superávit primario en torno a $1,9 billones, equivalente al 0,1% del PBI, con un crecimiento nominal de los ingresos del 160% interanual, mientras que los gastos crecieron a un ritmo menor, por debajo del 115%.
Balanza comercial: una señal para las reservas
El saldo de la balanza comercial, previsto también para esta semana, será otro punto de referencia para el equipo económico. Mientras que el promedio mensual de superávit comercial hasta octubre fue de USD 1.600 millones, las estimaciones para noviembre indican un saldo positivo menor, cercano a los USD 600 millones. Este descenso podría reflejar un atraso del tipo de cambio, lo que podría desalentar las exportaciones y fomentar las importaciones.
Para LCG, esta tendencia podría encender alarmas si persiste en los próximos meses, ya que afectaría los ingresos de divisas necesarios para fortalecer las reservas del Banco Central. En noviembre, el Gobierno realizó un pago de USD 750 millones al FMI, lo que subrayó la necesidad de mantener un flujo constante de divisas.
El desafío del crawling peg
La decisión de reducir el ritmo de ajuste del dólar oficial al 1% mensual está ligada no solo a la inflación, sino también a la estabilidad en el mercado cambiario y la acumulación de reservas. Actualmente, el equipo de Caputo acelera negociaciones con el FMI y bancos privados para asegurar líneas de crédito en dólares que permitan liberar gradualmente el cepo cambiario.
“La convergencia del tipo de cambio paralelo con el oficial, que estamos viendo ahora, no tiene precedentes. Esto nos acerca cada día más a la salida definitiva del cepo, algo que nunca debería haber ocurrido y que se terminará el próximo año”, afirmó el presidente Milei recientemente. Sin embargo, advirtió que el Banco Central necesita solucionar sus problemas estructurales antes de implementar una flotación cambiaria total.
Perspectivas y riesgos
A pesar del optimismo del equipo económico, los analistas destacan que los próximos pasos deben ser cuidadosamente calculados. La estabilidad actual del tipo de cambio y la inflación depende de un delicado equilibrio que podría desestabilizarse ante factores externos, como una caída en los precios de las materias primas o fluctuaciones en las monedas regionales.
“El esquema puede sostenerse durante 2025, pero requiere ajustes constantes. Un shock externo, como una devaluación significativa del real brasileño, podría generar tensiones inesperadas”, advirtió Juan Pazos, economista jefe de TPCG. Además, factores estacionales, como el aumento en la demanda de dinero y ajustes salariales, podrían elevar la inflación mensual a un 4,5% en marzo, según un informe de PPI (Portafolio Personal Inversiones).