Durante el 42° Congreso del IAEF, el ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó que «la gente no termina de convencerse de que estamos en un modelo nuevo». Aseguró que Argentina es uno de los pocos países con superávit fiscal, sin emisión monetaria, y con un Banco Central capitalizado, al punto de plantear incluso una conversión monetaria sin sobresaltos. «Esta situación no la vimos nunca», insistió el funcionario sobre el programa de Javier Milei.
Según el oficialismo, el modelo se apoya en un fuerte ajuste fiscal, sin aumentos de impuestos ni confiscaciones, acompañado por la convicción ideológica de Milei. En paralelo, se abandonaron los controles de precios, se eliminó casi por completo el cepo cambiario y se recortó el gasto público en más de cinco puntos del PBI.
Lo inédito del ajuste fiscal y el respaldo político
Luis Secco (Perspectiv@s Económicas) destacó que el ajuste fiscal inmediato, el superávit sostenido y la velocidad de la baja inflacionaria son poco comunes. También subrayó la convicción presidencial como elemento diferencial. Sin embargo, advirtió sobre el riesgo de minimizar restricciones estructurales: «El “esta vez es diferente” suele preceder desilusiones».
Fernando Marengo (BlackTORO) también señaló que lo novedoso no es solo el ajuste, sino que el ala política lo respalda. Habló de un «crowding in» financiero, donde los bancos vuelven a prestar al sector privado. Para él, la persistencia del superávit dependerá del comportamiento del sector privado.
Una experiencia sin confiscaciones ni gradualismo
Agustín Etchebarne (Libertad y Progreso) fue categórico: «Es el primer experimento liberal genuino en décadas». Valoró el equilibrio fiscal sin subas impositivas ni confiscaciones, la reducción real del gasto y el respaldo político del Presidente, a pesar del costo social.
Sebastián Menescaldi (EcoGo) coincidió en que el ajuste es inédito, pero puso reparos en el manejo del tipo de cambio, que consideró similar al de otras gestiones. «La apreciación del peso para recomponer ingresos es una receta conocida», sostuvo.
Las similitudes con Menem y Macri
Martín Rapetti (Equilibra) reconoció la contundencia del ajuste, pero advirtió por la falta de inversión y el deterioro de la infraestructura. Afirmó que el uso del tipo de cambio como ancla es una práctica repetida. Según Secco, el gobierno de Menem tuvo una estabilización más veloz y con ancla más robusta. También comparó la política inicial de Macri, que fue ortodoxa pero tardía y poco profunda.
Marengo diferenció el caso actual del de Menem y Macri: «Menem tuvo superávit por privatizaciones, Macri ajustó por falta de financiamiento. Hoy hay convicción política, no urgencia».
Etchebarne insistió en que esta vez el camino es distinto. Sin controles, sin Plan Bonex ni inflación reprimida, el Gobierno apunta a una corrección de fondo. No obstante, admitió que aún falta una reforma laboral y otras medidas estructurales para consolidar el modelo liberal.
Las alertas que persisten
Menescaldi sostuvo que la apertura actual no está acompañada de un aumento de la productividad. «Hay menos inversión y peor infraestructura», alertó. Rapetti, por su parte, expresó preocupación por la falta de dólares: «Ni con las exportaciones de Vaca Muerta proyectadas para 2030 alcanza. A mí no me dan los números», concluyó.