Damián Betular abrió su corazón al recordar la muerte que lo marcó profundamente: la de su mejor amigo, a quien veía como hermano, padre, amigo. Ese golpe lo cruzó y redefinió su forma de vivir y de valorar cada día. Y aunque el éxito le sonríe, él admite que aquel episodio sigue presente. Esa ausencia dejó un hueco, hoy por hoy, trata de recordarlo desde otra perspectiva atesorando los momentos vividos.
Durante el testimonio en el programa Podemos Hablar (Telefe), contó cómo compartían largas jornadas de trabajo, viajes, proyectos y confidencias. Eran inseparables, tanto en lo personal como en lo profesional. Entonces la noticia del accidente brutal lo sacudió: “No puede ser”, pensó. Y rememoró: “Vivíamos juntos, trabajábamos juntos, viajábamos juntos. Era mi familia”.
Desde entonces, Damián Betular confiesa que ya no mira su vida igual. “En un segundo no estás más”, dijo, como latido final para comprender que no hay nada garantizado en la vida. Esa frase le acompañó desde aquel día como un recordatorio constante de que cada momento es una gran oportunidad. Y que esos vínculos tan intensos no están escritos para siempre.
El duelo no lo paralizó: lo impulsó. Lo que antes fue rutina compartida, hoy se convirtió en combustible para su proyecto personal y profesional. Cada plato, cada evento, cada aparición lleva su sello, pero también una mochila sentimental que lo hace auténtico. Y eso, para quienes lo siguen, se nota: “Él me empujaba a crecer, me decía que podía más. Me cuidaba como nadie”.
Alentar a otros a valorar, a ser felices, a no postergar lo que importa, es parte de su mensaje. Por eso habla de “hacer feliz al otro” como meta diaria. Porque entiende que la vida es frágil y que por eso mismo debe saborear; como cada plato que prepara. Esa lección, dice, la aprendió de ese amigo que fue todo.
Así, lejos de ser solo una anécdota triste, la pérdida se convirtió en una brújula para Damián Betular. Su nombre resuena en la pastelería de alta gama, en la televisión, en los desafíos creativos, pero también en lo humano. Y en esa doble faceta de pastelero estrella y persona que mira al pasado para no perder lo esencial. “Me cambió la forma de ver la vida. Empecé a valorar más el presente, a estar más cerca de los que quiero”.
