Los pronósticos sobre el futuro de Argentina son cada vez más negativos, a pesar de que el Gobierno de Alberto Fernández logró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Tras la renuncia de Máximo Kirchner y las resistencias desde el kirchnerismo y la oposición, se alejan las posibilidades de aplicar el programa económico pactado el viernes pasado. Ahora, mientras aumentan las presiones del organismo por un posible endurecimiento de los ajustes, el país se encuentra casi sin salida de su crisis política y económica.
El diario británico The Economist hizo una comparación tajante del Gobierno con el río Paraná, al decir que “es un laberinto acuático de corrientes cruzadas y canales que se unen y luego se separan nuevamente”. Luego, puso en foco la crisis de gobernabilidad influenciada por Cristina Fernández de Kirchner, fuerte defensora del populismo y reticente a establecer cualquier tipo de ajuste en el ala económica.
“La vicepresidenta y líder del ala populista de izquierda del peronismo ha hecho carrera política culpando al FMI y al ‘neoliberalismo’ de los problemas principalmente autoinfligidos de su país”, comunicó el diario. Si bien desde la cartera nacional han anunciado que no se impondrán reformas o ajustes en los subsidios, la visión del kirchnerismo duro sobre las imposiciones de la entidad prestamista no están lejos de la realidad, al empezar a conocerse, de a poco, la letra chica del programa.
Palabras de Kristalina Georgieva
Por otro lado, la directora del Fondo, Kristalina Georgieva, defendió los puntos del proyecto para detener el “camino peligroso de la alta inflación”. Para ella, los cambios en los impuestos (con el recorte de subsidios energéticos y aumento de tarifas) y el achicamiento del gasto público, son «dos áreas de condicionalidad estructural que vendrían en el acuerdo a nivel de personal». Por lo tanto, “el acuerdo final deberá incluir modificaciones en la recaudación impositiva y el gasto público”.
Sin embargo, la titular del organismo tampoco desconoce la grieta interna dentro de la coalición de Gobierno, y explicó que el programa debe reconocer “los límites” que hay para aplicar las condiciones del acuerdo, sobre todo desde el lado de los subsidios. Pero también focalizó en la emergencia de establecer ciertos lineamientos para sacar a Argentina de una crisis mucho peor, como el aumento de la pobreza o una caída al default. “Ayudaría a la nación a evitar un deterioro económico aún peor y un aumento de la pobreza mientras lucha contra la inflación que supera el 50%”, señaló.
¿Qué pasará con los subsidios?
Todavía resta saber cómo se aplicarán los recortes en los subsidios energéticos, que en 2021 casi superaron los 11.000 millones de dólares. No obstante, la influencia del Fondo podría golpear por primera vez el 17 de febrero, cuando las empresas energéticas asistan a la audiencia pública para realizar la actualización tarifaria, que ronda el 20%.
También se conocerá cuál será el subsidio que el Estado otorgará a Edesur y Edenor, y si habrá cambios en esos montos o se mantendrán al igual que años anteriores. Para Kristalina Georgieva, la visión “generosa” del Gobierno con su población debe cambiar para poder tener resultados a mediano y largo plazo, de forma que hay expectativas desde Washington sobre la decisión del Estado en los próximos días.