El 28 de abril se cumplieron 20 años de una imagen histórica para el fútbol argentino: la primera expulsión en la carrera de Juan Román Riquelme. Y no fue solo porque se trataba del ídolo de Boca, sino por cómo fue que se dio la acción. En un choque entre el Xeneize y Banfield, Fabián Santa Cruz le tocó la cola al mítico enganche del conjunto azul y oro, quien se enojó y reaccionó con un golpe en la cara de su rival.
«Fue un reflejo nomás, no fue buscada ni porque era Riquelme. Nadie me mandó, como se dijo en su momento», fue la explicación que dio el exfutbolista de Banfield. «Cuando lo voy a marcar, yo estaba ciego buscando la pelota y me sale ponerle la mano ahí sin querer, ja. Después me di cuenta que era Riquelme. Fue así como lo cuento. Nunca saldría de mí ir a pegarle a un rival o hacer algo con mala intención», agregó en su momento.
Ya pasaron 20 años y Santa Cruz analizó su carrera: «Mi paso por el fútbol fue como un paseo… Un paseo especial. Fue todo. Estuve en muchos clubes y en todos la pasé bárbaro. Creo que dejé buenas migas». «Fueron muchos años en los que conocí mucha gente, aunque hoy ya no tenga relación con algunos. Lo importante es haber dejado buenos recuerdos. Creo que uno nunca deja de ser jugador, es algo que no se pierde nunca», sostuvo.
Qué fue de la vida de Fabián Santa Cruz
Hace algunos meses, Santa Cruz charló con Infobae y contó que se encuentra trabajando en el Correo Central. «Anduve por todos lados, laburando de todo. Hice hasta de remisero, sin desmerecer el oficio. Trabajé de playero en una estación de servicio, fui empleado en una fábrica metalúrgica, saqué el registro profesional y fui camionero, manejé para una empresa de carpas grandes para eventos. Así que trabajé de todo», mencionó.
«Laburo de noche. Estoy en el área de encomiendas del Interior. Desde de que me retiré fui girando por un montón de oficios. No encontré nunca mi lugar. Nunca. Y ahora tampoco. Es muy difícil dejar el fútbol», reveló. Y cerró: «Uno está acostumbrado a jugar, a hacer deporte toda la vida y de repente cuando tenés que dejarlo es muy difícil adaptarse a otro trabajo. Hasta el día de hoy no me puedo hallar. Es la verdad. Laburé de todo porque tengo una familia y tengo que traer el pan a mi casa».